Su Palabra
en nuestras relaciones
“¿No es mi
palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”
Jeremías 23:29
Hay muchas
situaciones en nuestras relaciones interpersonales que a menudo vemos casi
imposibles de llevar o soportar. Podemos tener el esposo con actitud terca, la
esposa con frecuentes cantaletas, el hijo en desobediencia, la suegra demasiado
integrada en la relación de pareja, el vecino hablando más de la cuenta, y como
estos, muchos casos en los que fácilmente podemos decir, no más, no puedo, me
rindo, etc. Pero ante esto, es de vital importancia que como nos lo enseñó
nuestro Señor y Maestro, antes de mirar el pecado de la otra persona, miremos
el nuestro, antes de ocuparnos de sus fallas, nos ocupemos de las nuestras
(Mateo 7:3-5).
De manera
que, existe una instrucción precisa para cuando nos encontremos en situaciones
donde nuestro prójimo se comporte como nuestro enemigo, nos ofenda o nos haga
algún mal, Lucas 6:27-28 dice “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a
vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os
maldicen, y orad por los que os calumnian. ” Orar, orar es la clave para que,
en medio de cualquier situación, Dios sea glorificado y nosotros seamos
bendecidos.
Orar es la
forma de renunciar a nuestros propios deseos de venganza, enojo, amargura,
discusión, desespero, maledicencia y de cualquier otro pecado; pero también es
la manera de dejar todo en las manos de Dios para que sea Él, Dios justo y
fiel, tomando el control y haciendo su perfecta obra en la vida de cada
persona. Ciertamente, nuestra palabra, nuestras intenciones o nuestra propia
sabiduría, lo que hará es agrandar el problema y alejarnos del propósito de
Dios, por el contrario, como dice el Salmo 19 versículos 7-9 “La ley de Jehová
es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace
sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el
corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de
Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad,
todos justos.”
Hermanos,
permitamos que en toda situación y relación sea Dios quien ministre y
transforme por medio de su Palabra, pues “¿No es mi palabra como fuego, dice
Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” Oración.
«Padre
bueno, gracias por tu Espíritu, sé que permitiendo que dirija mi vida podré
forjar el carácter de Cristo en mí. Dios, realmente quiero comportarme como tu
hijo; ser manso y humilde de corazón, y también escuchar y obedecer tu voz.
Anhelo que tu nombre sea glorificado a través de mí, por Jesucristo mi Señor,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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