Transformados
a la imagen de Cristo
“Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18
Existe un
mandato muy hermoso del Señor Jesús que dice: “Un mandamiento nuevo os doy: Que
os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros.” (Juan 13:34-35), es precioso porque trata del amor; el Señor nos
manda a amarnos unos a otros, así como hemos conocido y experimentado que Él
nos ha amado. Y cuando meditamos en este hecho quedamos realmente sin palabras,
pero sobre todo sin excusas para no cumplirlo, pues reconocemos la manera tan
grande, poderosa y sufrida con la que nos ha amado nuestro Maestro y Señor, (su
muerte en la cruz para salvarnos).
Pero, lo
mejor de todo es que este conocimiento y lo que produce en nosotros, nos lleva
a cumplir de manera libre y genuina una valiosa e importante meta en nuestra
vida cristiana: ser transformados a la imagen de Jesucristo. Su Palabra dice
que así como nosotros hemos visto y seguimos viendo de manera clara y directa
la gloria de nuestro Señor (en este caso, su amor), entonces, por medio del
Espíritu Santo, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, es
decir, amamos a los demás como Cristo nos ama. Además de esto, dice la Palabra
que el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón a través del Espíritu
Santo que el Padre nos ha dado (Romanos 5:5).
De manera
que, realmente lo tenemos todo, se nos ha dado todo lo necesario y fundamental
para que amemos a nuestro prójimo como el Señor nos ha amado, y así el mundo
conozca que somos discípulos de Cristo, pues cada vez más somos transformados a
su misma imagen. Oración.
«Padre
bueno, quiero tener y manifestar el carácter de Cristo, quiero ser transformado
de gloria en gloria en la misma imagen de mi Señor; Quita, deja y agrega todo
lo que sea necesario para ello. Estoy en tus manos y sé que estoy en las manos
del más excelente alfarero; bendice mi vida y la de mi familia, por Jesucristo,
mi Señor, amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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