Amigos de y
para Jesús
“Vosotros
sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque
el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas
las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” Juan 15:14-15
¿De quién
somos amigos y, a quién llamamos “amigo”?
En el pasaje
anterior, es hermoso ver cómo el Señor dice que sus amigos son aquellos que
hacen lo que Él les manda; preguntémonos ¿somos amigos de Jesús?
Ahora bien,
aunque como creyentes estamos llamados a no hacer acepción de personas, es
claro que sí debemos saber con quién estamos compartiendo nuestro tiempo y
quizás abriendo nuestro corazón, porque estamos en el mundo, pero no somos de
él, en efecto, el mandato es que seamos luz para el mundo (Mateo 5: 14-16). Por
lo cual, es importante considerar si a aquellas personas que llamamos “amigos”
son con las cuales pasamos tiempo, no solo de diversión o esparcimiento, sino
aprovechándolo de tal manera que sea de edificación y provecho tanto emocional,
como físico y espiritual.
Los amigos
son esas personas que sabemos que de manera genuina y sincera se preocupan por
nosotros, de modo que cuando lloramos, lloran con nosotros y, cuando reímos,
también con nosotros se gozan (1 Corintios 12:26). Amigos son aquellos que
cuando ven que tú has caído o estás en un mal camino, no dudan ni esperan para
animarte y corregirte con mansedumbre, humildad, amor y verdad (Gálatas 6:1-2).
Pero sobre todo, amigos, son aquellos con los cuales podemos proponernos lo que
dice Efesios 4:13 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo;”
Recordemos
que nuestra principal amistad debe ser con nuestro Señor, escuchando y
obedeciendo sus Palabras, luego, vendrán otras personas con las cuales podamos
compartir tiempo que sea de nuestro bienestar, pero, sobre todo, para Su
gloria. Oración.
«Dios
eterno, gracias por cada persona que has puesto en mi camino; gracias por
aquellas con las que puedo pasar tiempo compartiendo tu Palabra y te pido por
las que aún no te conocen, permíteme ser luz en sus vidas para que te puedan
glorificar como el Padre bueno y celestial que eres, por Jesucristo mi Señor,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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