Hacer tu voluntad
“porque
Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad.” Filipenses 2:13
Disponer
todo en manos de Dios y confiar en Él es el acto más seguro y certero que
nosotros podemos hacer ante cualquier situación. Pero resulta que muchas veces
no hacemos así, sino que, por el contrario, todo lo queremos resolver con
nuestra propia sabiduría, en nuestro tiempo y con nuestros medios. Pasa mucho
en nuestras relaciones, cuando, por ejemplo, existen aspectos en el carácter de
nuestro prójimo que no nos hacen bien o no están correctos y que deseamos que
se cambien. Entonces, cuando notamos alguno de estos, generalmente nuestra
primera reacción es indisponernos, impacientarnos y enojarnos. Y si bien,
disgustarse o sentirse ofendido por un momento, no está mal, puesto que somos
seres humanos y las emociones hacen parte de nuestro ser, lo que sí está
incorrecto, es dejarse llevar por ellas o actuar o tomar decisiones basadas en
ellas, lo enseña la Palabra de Dios en Efesios 4:26 cuando dice “Airaos, pero
no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,”
Entonces, a
lo que nos llama nuestro Dios, es a que cuando suceda algo que nos disguste o
nos enoje, no actuemos llevados por nuestro enojo o nuestros deseos
pecaminosos, llámense, rencor, ira, amargura, venganza, celos, envidia, entre
otros, sino que, aprendamos y seamos diligentes e intencionales en dejarnos
guiar por la dirección del Espíritu Santo, conforme dice Gálatas 5:16-17 “Digo,
pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;
y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
Hermanos, si
realmente nuestro deseo es, cada día ser más como Cristo, perseveraremos en su
carácter en toda situación, y esto no en nuestras fuerzas, sino que ciertamente
su Espíritu que mora en nosotros nos dará el poder para no pecar, según la
buena voluntad de Dios, pues su exhortación es a que “Si vivimos por el
Espíritu, andemos también por el Espíritu.” (Gálatas 5:25). Oración.
«Padre
amado, muchas gracias te doy por enviar a tu Espíritu a morar en mí, sé que fue
gracias a la perfecta obra de mi Señor y Salvador Jesucristo y por mi fe en Él.
Te pido Señor, que, por la misma gracia y fe, me permitas cada día dejarme
guiar por Él, quiero que mis pasos sean dirigidos por tu Espíritu, en el nombre
de Jesús, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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