Dardos de
fuego del maligno
“porque las
armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo” 2 Corintios 10:4-5.
“Someteos,
pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” Santiago 4:7.
Dardos de
fuego del maligno son todos aquellos pensamientos que se cruzan por nuestra
mente y que nos llevan a vivir en condiciones y posiciones que no son las que
Dios quiere que a diario experimentemos.
Como nos lo
expone la Palabra de Dios, nuestro adversario, el diablo, está como un león
rugiente buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8), y se vale de cualquier
debilidad, ignorancia o circunstancia que tengamos para enseguida sembrar
pensamientos de confusión, temor y sobre todo de mentira, que nos lleven a
dudar de Dios y su Palabra para así mantenernos aislados, oprimidos y
derrotados. Hecho que claramente es muy grave porque cada día que pasamos en
esta condición, nos perdemos de vivir esa victoria y esa vida abundante que
Dios tiene para cada uno de nosotros.
Por ello, es
absolutamente necesario que siempre estemos alerta, evaluando si aquello en lo
que persiste nuestro pensamiento conecta con lo que Dios dice en su Palabra, o
si, por el contrario, es una pequeña flecha de fuego del enemigo que debemos
apagar con nuestra fe. La palabra de Dios nos dice: “Sobre todo, tomad el
escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y
tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios” (Efesios 6:16-17). De manera que, la exhortación es para que, a través de
la luz de la Palabra de Dios y creyendo en ella, permitamos que nuestros
pensamientos sean discernidos y llevados en obediencia a Cristo. Oración.
«Padre
Celestial, que tu Palabra que es vida y luz para mi vida, esté de continuo en
mi mente, en mis labios y en mis actos; clamo y anhelo que tus pensamientos
sean mis pensamientos y que toda idea que no esté de acuerdo con lo que dices
en tu Palabra sea de mi mente derribada, por Jesucristo mi Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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