La Santa
Cena del Señor
“Porque yo
recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche
que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad,
comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de
mí. Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la
bebiereis, en memoria de mí”. 1 corintios 11:23-25
La Santa
Cena fue instituida por Jesús la noche que iba a ser entregado, cuando
celebraba la fiesta de la Pascua en el aposento alto; para que tuviéramos un
recordatorio de su obra redentora en la cruz. Cada vez que la celebramos
estamos haciendo memoria de lo que Él hizo por nosotros al darnos la salvación,
perdón de pecados y la vida eterna; pero también tiene el propósito de anunciar
su Segunda Venida.
Muchos
creyentes en Corinto no veían esta celebración como un encuentro espiritual,
pero ciertamente, era la parte más sagrada de la celebración de comunión y
compañerismo con Dios y con los miembros de la comunidad de creyentes; por eso,
Pablo les advierte que Dios los juzgará por la manera como participan de la
Cena del Señor, indicando que entre los corintios había algunos que no discernían
la realidad del cuerpo de Cristo, 1 Corintios 11: 27-30.
La Cena del
Señor, no debe tomarse como algo ritual y sin sentido, porque constituye la más
elevada expresión y práctica de la adoración cristiana. Es tan importante que
la institución de la Santa Cena se menciona en los cuatro evangelios y se
repite en esta carta del apóstol Pablo, quien había recibido esta enseñanza por
revelación directa cuando dice: “Porque yo recibí del Señor lo que también os
he enseñado”, según esto el Señor le dio las instrucciones especiales para
celebrar la Cena.
En ese
entonces la Cena del Señor era precedida por una comida social que se celebraba
en los hogares regularmente, ya que después del Pentecostés los creyentes se
mantenían unidos, Hechos 2:46-47. Así que la iglesia de Corinto seguía ese
mismo procedimiento. En la iglesia primitiva era una fiesta de amor, por eso la
llamaban “agape”, era parte del compañerismo y comunión de la iglesia.
A partir de
ese día, Jesús hizo algo nuevo de la celebración de la Pascua, Él mismo sería
nuestra Pascua como dice 1 Corintios 5:7 “Limpiaos, pues, de la vieja levadura,
para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que
es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”.
Cuando
celebremos la Cena del Señor, recordemos en primer lugar que es una
conmemoración, por eso Jesús repitió la frase: “haced esto en memoria de mí”,
miramos hacia atrás al momento de su muerte en la cruz; en segundo lugar,
significa comunión, nos habla del presente, del hecho de que hoy estamos unidos
a un Cristo vivo y, en tercer lugar, es un compromiso que se proyecta al
futuro, al hecho de que Jesús vendrá otra vez. Hoy en día tanto la Pascua como
la Santa Cena son celebraciones separadas, porque no tenemos un ágape o comida
que preceda la celebración de la Cena del Señor, sin embargo, Pablo nos invita
a celebrar la Santa Cena con sinceridad y verdad, como un momento de adoración
a nuestro Redentor que dio su vida por la humanidad y que regresará pronto para
celebrar con nosotros en el cielo. Oración.
«Señor
Jesús, hoy quiero entrar al aposento alto de tu presencia y darte gracias por
lo que hiciste en la cruz por esta humanidad; que hoy al celebrar la Santa
Cena, recuerde tu muerte, tu sangre derramada para darme salvación, perdón de
pecados y vida eterna, por eso permíteme acercarme a tu mesa con un corazón
perdonador y con reverencia santa, limpiándome de todo pecado, perdonando toda
ofensa y vivificando mi espíritu, recordándote, sólo quiero decirte: “ven Señor
Jesús”, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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