La cirugía
divina
“Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos;
y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada
que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están
desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”.
Hebreos 4:12-13
En este
pasaje se nos dice que la palabra de Dios no es algo inerte, sino “viva”,
porque produce un efecto en la vida de las personas que la escuchan con
atención. Y es “eficaz” porque está llena de poder para alcanzar los resultados
que Dios se propone; es activa y efectiva como dice Isaías 55:11: “así será mi
palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo
quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.
También es
sumamente filosa y aguda, eso con el propósito de cumplir con una de las
funciones que es penetrar profundamente, por eso se compara con una espada,
como lo dicen las Escrituras en Efesios 6:17 dice: “Y tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”; y en
Apocalipsis 1:16 dice:” Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía
una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece
en su fuerza”.
La palabra
de Dios atraviesa fuerte y cortante nuestro interior y va discerniendo los
pensamientos y las intenciones de nuestro corazón. En la versión de la Biblia
internacional dice de esta manera: “penetra hasta lo más profundo del alma y el
espíritu, hasta la médula de los huesos”. Ahí donde el hombre piensa que Dios
no puede llegar, allí donde el ser humano atesora y guarda sus secretos, hasta
allí llega el Señor.
Dios como
cirujano y la palabra de Dios como espada, hace una incisión interna para
lograr una transformación en nuestro ser. Todo comienza con un corte algo que
no es agradable; eso nos hace entender la incomodidad que sentimos cuando somos
confrontados con la verdad de la palabra de Dios. El Señor como cirujano sabe
dónde, cuándo y cómo hacer cortes en nuestra vida. Jesús lo expresó de esta
manera a sus discípulos, en Juan 15:2-3 “Todo pámpano que en mí no lleva fruto,
lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más
fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. Nos enseña
lo importante de cortar, de podar todo aquello que no nos deja producir fruto.
Todas las
cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Dios, él discierne, revela,
expone y nada se esconde de Él. Con Dios no hay fachadas, ni máscaras, nos ve
tal como somos. La palabra “discierne” viene del griego “kritikos”; es la
capacidad para juzgar, estima lo bueno y lo malo, la palabra de Dios es apta
para emitir un juicio, evalúa todo y determina qué está bien y qué está mal en
nosotros.
Tenemos al
mejor aliado con nosotros el Espíritu Santo, que escudriña nuestros corazones y
nos redarguye para que andemos conforme a la voluntad de Dios.
Sin embargo,
hay muchos que no quieren enfrentarse a la cirugía divina y prefieren seguir
caminando en este mundo con el tumor del pecado a cuestas, ¿qué es preferible?
la incomodidad que nos produce por un momento ser desnudados con la palabra de
Dios o sentir el dolor que produce una vida sin Cristo o una vida carnal,
cuando ya conoce de Cristo, pero que no permite que Él tome el control de ella. Oración.
«Señor
gracias por tu Palabra santa, viva, eficaz y cortante como espada, gracias
porque me muestras quien soy y cuánto necesito ser cambiado por ti. Gracias por
discernir mis pensamientos y las intenciones de mi corazón, quiero que sigas
limpiando mi vida, podando cada área de ella, que no te glorifica. En el nombre
de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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