El Sermón de Abel. Parte 2
“Por la fe
Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó
testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto,
aún habla por ella”. Hebreos 11:4
“A Jesús el
Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de
Abel”. Hebreos 12:24
Ayer se nos
enseñaba que la fe verdadera se acerca a Dios mediante el sacrificio correcto:
Jesucristo. Hoy la fe de Abel nos enseña que Dios declara justo a todo aquel
que se acerca a Él confiando en la ofrenda que Él proveyó.
Hebreos 11:4
nos dice también “por lo cual alcanzó testimonio de que era justo”. Abel fue
justificado por presentar la ofrenda que Dios le pidió, en ese entonces un
sacrificio de sangre, de un animal muerto sobre el altar.
Ahora somos
justificados por la fe en la ofrenda que Cristo presentó por nosotros, su
propia vida. Romanos 5:1-2 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada
por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la
esperanza de la gloria de Dios”. Es por medio de nuestro Señor Jesucristo, no
por medio de nuestras obras que somos justos.
Ser
justificados, significa que Dios toma nuestra maldad y nuestras transgresiones
y las quita de nosotros y nos vuelve a traer a una relación de justicia con Él,
porque tomó nuestros pecados y los puso sobre Cristo y ante Él somos declarados
personas justas por medio de Jesucristo. ¿Estamos viviendo en paz con Dios o
todavía creemos que tenemos que hacer algo más por nuestra salvación?
Examinemonos. Ya Jesús nos dio la victoria en la cruz. Recordemos Romanos 5:9
dice: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos
salvos de la ira”.
Hebreos
11:4b dice: “dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por
ella”. Aun después de tantas décadas la fe de Abel aún predica. La fe de los
mártires de la iglesia aún sigue predicándonos. Por último, se nos enseña que
la verdadera fe no puede ser silenciada.
La verdadera
fe todavía habla, habla aún después de la muerte de aquel que tenía fe. Después
de milenios, el testimonio de Abel todavía nos enseña, y hoy el sermón de Abel
nos predica “creer en Cristo”, el sacrificio perfecto. Es una fe verdadera
porque se ha preservado en el tiempo, porque la verdadera fe no puede ser
callada. Estamos viviendo tiempos donde muchos movimientos políticos e
ideologías humanas están tratando de callar la fe cristiana. Pero miremos lo
que dice 1 Pedro 1:25 “Más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta
es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”.
Si la
Palabra de Dios permanece para siempre, el fruto de la Palabra de Dios, que es
la fe también debe permanecer, Romanos 10:17. Si queremos dejar un legado que quede
para siempre pongamos nuestra fe en Cristo, es lo mejor que podemos heredarles
a nuestros hijos. Esa fe va a hablar para siempre porque la Palabra de Dios que
despierta verdadera fe, no puede ser silenciada.
Hoy por
medio de la fe hay que seguir predicando y debemos dejar un legado a las
generaciones futuras porque creímos en el sacrificio de Cristo y fuimos
justificados por fe. Nuestra fe debe predicar hasta la eternidad, entonces no
tengamos miedo del futuro porque hemos confiado en aquel que nos dejó su
mensaje de salvación para que podamos compartirlo. Oración.
«Amado
Señor, Gracias por haberme declarado justo por medio de la fe en tu sacrificio
perfecto en la cruz. Tu Palabra en hebreos 11:6 me dices: “Pero sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay y que es galardonador de los que le buscan”. Que mi fe siga hablando
por generaciones, no puedo silenciarla porque tu Palabra permanece para siempre
y está implantada en mi corazón. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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