Servir en la
Iglesia produce avivamiento
“Porque de
la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros
tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo
diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese
conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en
la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con
liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con
alegría” Romanos 12:4-8.
El servicio
en la iglesia nos ayuda a desarrollar un estilo de vida, pues sin lugar a dudas
en la iglesia aprendemos a servir al Señor, pero también aprendemos el servicio
al prójimo y cómo este servicio es para Cristo mismo.
Dios nos
enseña que cada creyente es como un miembro del cuerpo humano, con una función
específica, si cada uno de nosotros pone al servicio de los demás ese don,
talento o capacidad que Dios nos ha dado, el cuerpo, que es la Iglesia,
dirigido por la cabeza que es Cristo, será edificado. Esto produce crecimiento
y avivamiento tal como lo expresa Efesios 4:15-16 “sino que siguiendo la verdad
en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien
todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que
se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor”.
Cuando cada
creyente comprende este valioso principio del servicio, en donde cumplimos,
dentro del cuerpo de Cristo, la función que Él nos delega, y seguimos esta
verdad en amor, entonces podremos experimentar un crecimiento para edificación
personal, y esta edificación en amor, traerá vida y avivamiento a la Iglesia,
pues al igual que el cuerpo humano, cuando cada miembro está en óptimas
condiciones puede realizar las actividades diarias sin ningún problema. Así que
busquemos de manera intencional servir en la iglesia, esto desarrollará nuestro
carácter, nos permitirá conocer los dones, talentos y capacidades que Dios nos
ha dado, lo cual a su vez repercutirá en el bienestar de la iglesia en general,
pero sobre todo, nos ayudara a crecer y a ser edificados en amor, produciendo
en la Iglesia avivamiento y en cada uno de los creyentes formará un estilo de
vida 9a semejanza de Cristo. Oración.
«Padre
Santo, gracias por hacerme parte del cuerpo de Cristo, por haberme dado dones,
talentos y capacidades, hoy quiero ponerlos a tu servicio, ayúdame por el poder
de tu Santo Espíritu a seguir el ejemplo de tu hijo para servir en amor, y así
ser edificado y ayudar al crecimiento y avivamiento de tu amada Iglesia, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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