El amor a Dios Espíritu Santo
“La gracia
del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros. Amén” 2 Corintios 13:14.
“Mas el
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” Gálatas 5:22-23.
El Espíritu
Santo es nuestro Ayudador, habita en nosotros, nos ha hecho su templo, como
dice 1 Corintios 6:19: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?, esto nos muestra que nuestra relación con el Espíritu Santo es tan
cercana y estrecha que la podemos también comparar con la de los esposos; es
curioso ver que cuando Dios planeó darle a Adán por esposa a Eva, declara en
Génesis 2:18 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré
ayuda idónea para él”, y cuando se está en embarazo, a los hijos se les llama
el fruto del vientre como dice el Salmo 127:3 “He aquí, herencia de Jehová son
los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”, lo anterior debe llevarnos a reflexionar
cómo debemos hacer para que en nuestras vidas se dé el fruto del Espíritu, y la
respuesta está en 2 Corintios 13:14: comunión.
Es la
comunión con nuestro ayudador, esa ayuda idónea, el Espíritu Santo, la que nos
lleva a una intimidad con Él, y es ahí donde vamos a dar fruto, ese fruto que
se menciona en Gálatas 5.22-23 y que tiene como característica principal el
amor.
Podemos
concluir entonces que la clave para amar al Espíritu Santo se encuentra en la
comunión, y la comunión con Él se desarrolla por medio de la oración, y así
como los esposos tienen intimidad en un lugar privado y especial, también
nuestros encuentros con el Santo Espíritu de Dios deben ser en un lugar íntimo
como lo dice Mateo 6:6 “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público” Oración.
«Espíritu de
Dios, llévame a tener intimidad contigo, quiero conocerte de tal manera que en
mi vida se produzca tu fruto, ese fruto que se caracteriza por el amor, para
que de esta forma tu amor corra desde mi interior como ríos de agua viva, para
amarte a ti que eres Dios como me lo pides, con todo mi corazón, y con toda mi
alma, y con toda mi mente y con todas mis fuerzas. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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