Hombres
ordinarios con vidas extraordinarias
“Andando
Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y
Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les
dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando
al instante las redes, le siguieron.” Mateo 4:18-20 RVR1960
“Entonces
viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y
del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.”
Hechos 4:13 RVR 1960
El Señor
Jesucristo tenía en mente llevar a cabo el plan que su Padre le había
encomendado, el cual consistía en la salvación de la humanidad por medio de su
sacrificio en la cruz; pero, como sabía que esta salvación solo podía ser
posible mediante la fe en Él y en su obra redentora, y que para ello sería
necesario compartir el mensaje del evangelio, quiso pues contar con personas
comunes y corrientes para que, por medio de ellos, su obra salvadora pudiera
traspasar fronteras y épocas. Es por eso que, cuando caminaba junto al mar de
Galilea, les hace un llamado particular a unos simples pescadores: “Venid en
pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Hoy, el mismo Maestro de Galilea,
sigue caminando junto a las orillas de este mundo agitado, buscando personas
comunes y corrientes que, al igual que aquellos jóvenes hace más de dos mil
años, sean capaces de seguirlo, para así ser convertidos en pescadores de
hombres.
Si cada uno
de nosotros, los creyentes, obedecemos el llamado de Jesús, podremos
experimentar una transformación tal, que con el poder del Espíritu Santo
también lograremos llevar a muchos a las redes del amor de Cristo, así como los
primeros discípulos no dudaron en seguir a Cristo, y el resultado fue que, a
pesar de tener vidas ordinarias, terminaron experimentando y viviendo vidas
extraordinarias, a tal punto que las personas importantes y de poder de su
época se maravillaban y reconocían que habían estado con Jesús.
Que hoy
nuestro anhelo sea seguir a Jesús y convertirnos en pescadores de hombres; si
lo hacemos, estemos seguros que llegaremos a vivir vidas extraordinarias a
pesar de ser hombres ordinarios. Recordemos que ser pescadores de hombres se
trata de continuar con el plan de salvación de Dios y al final las repercusiones
serán de carácter eterno. Oración.
«Señor Jesús,
hoy quiero seguirte, hazme un pescador de hombres con tu amor y por el poder de
tu Santo Espíritu; que cuando hable, lo haga de tal manera que las demás
personas puedan llegar a conocerte y a rendir sus vidas a ti, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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