El amor a
Dios Padre
“Jesús le
dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento” Mateo 22:37-38.
“Haya, pues,
en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:5-8.
“Si
guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:10
Sin lugar a
dudas Jesucristo es nuestro mejor referente para saber cómo debemos amar a Dios
Padre, pues Él mismo nos declara que debemos amarlo con todo nuestro corazón,
con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, pero ¿cómo hacerlo?, ¿cómo amar
a Dios como Jesús? Filipenses 2:5-8 nos muestra cómo lo hizo Jesús, primero,
nos indica que en Él hubo un sentir, el versículo 2 de Filipenses 2 nos dice
“completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa”. Es decir, el sentir al que se refiere es: amor, y
sabemos que nosotros ya tenemos su amor, por lo tanto, podemos sentir lo mismo
que Cristo. Ahora bien, lo segundo importante que vemos es que se despojó de sí
mismo, entonces nosotros debemos hacer lo mismo como lo dice juan 3:30 “Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe”, precisamente eso es lo que
expresa el apóstol Pablo al decir en Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí”.
Debemos
despojarnos de nuestra carnalidad, orgullo y pecado, para dejar que el amor de
Dios nos lleve a la obediencia, que precisamente es el tercer punto para
resaltar, Jesús tuvo una obediencia por amor que lo llevó a la cruz, y la forma
de obedecer es guardar los mandamientos de Dios, el guardarlos implica
atesorarlos, darles la importancia que les corresponde, para esto debemos
conocerlos, esto nos permitirá permanecer en el amor de Dios. Con la ayuda del
Espíritu Santo, teniendo el mismo sentir de Cristo, despojándonos de nosotros
mismos y obedeciendo, estaremos amando al Padre como él nos lo pide. Oración.
«Padre
Santo, anhelo corresponder a tu amor, amándote como tú me lo pides, con todo mi
ser, ayúdame a hacerlo en el poder de tu Espíritu. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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