El poder del
Testimonio personal
“Y muchos de
los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer,
que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron
los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos
días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no
creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos
que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo.” Juan 4: 39-42
RVR1960
“pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra.”, Hechos 1:8 RVR1960
La extensión
del Reino de Dios se ha producido por medio de nosotros los creyentes, cuando
nos disponemos para ser utilizados como instrumentos de salvación, al
permitirle a Dios obrar al compartir de su amor. Esta disposición, es un acto
de servicio, al colocar nuestra vida como ejemplo para testificar de lo que
Dios ha hecho con cada uno de nosotros, cómo nos ha rescatado, limpiado,
perdonado, restaurado y bendecido en Cristo. El encuentro de la mujer
samaritana con Jesús, es una gran muestra del impacto que causa el testimonio
personal, pues ella lo que hizo fue sencillamente compartir lo que le había
ocurrido en esa maravillosa reunión con su Salvador, gracias a lo cual muchos
creyeron en Jesús y se acercaron a Él, lo que a su vez produjo que esas
personas a las cuales se les había compartido pudieran experimentar su propio
encuentro con Cristo.
Ahora bien,
Hechos 1:8 nos declara que cada creyente ha sido dotado de un poder muy
especial, pues cada uno de nosotros, al creer en Cristo ha recibido al Espíritu
Santo, quien nos da el poder de ser testigos de Cristo. Un testigo, como la
mujer samaritana, es una persona que está presente en un acto o en una acción y
declara o da testimonio de ello; así que ser testigos de Cristo es declarar lo
que él mismo ha hecho en nuestras vidas, y ese testimonio es poderoso, pues
ahora en nuestro tiempo viene respaldado por el poder de su Santo Espíritu.
Tomemos el ejemplo de la mujer samaritana y seamos testigos del amor de Cristo
“en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” lo
que significa compartir de Cristo con la ayuda y poder del Espíritu Santo en
nuestra casa o en nuestro entorno, en nuestra ciudad o país y aún en el mundo
entero. Oración.
«Padre
amado, hoy te pido en el nombre de tu Hijo Jesús me ayudes a tener una relación
profunda de intimidad con Cristo, para que pueda compartir en el poder de tu
Santo Espíritu, de tu amor y de todo lo que has hecho en mí, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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