Poder para testificar del Rey
“Entonces
los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el
reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los
tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra.” Hechos 1:6-8
Es muy
curioso que cuando los discípulos del Señor le preguntan que si Él iba a
restaurar el reino a Israel en ese tiempo, Jesús les responde que no les
corresponde a ellos saber los tiempos que solo conoce el Padre Celestial e
inmediatamente pone un “pero” cuando dice en Hechos 1:8 “pero recibiréis
poder”, poder cuando descendiera el Espíritu Santo sobre ellos para que
pudieran ser sus testigos hasta el último lugar de la tierra (poder que también
recibe cada persona que cree en Jesús y por lo cual recibimos el Espíritu
Santo).
Entonces,
podemos preguntarnos, pero ¿qué conexión tiene la restauración del reino de
Israel y ser testigos de Cristo por todo el mundo? Pues bien, resulta que el
Rey, que Dios le prometió a David (rey de Israel), que procedería de su
descendencia y a través del cual su reino sería afirmado y eterno (2 Samuel
7:12, 16), es Jesucristo; hecho que podemos corroborar en la misma Palabra de
Dios, Hechos 2:29-32, 36 dice “Varones hermanos, se os puede decir libremente
del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros
hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le
había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo
para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de
Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A
este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.” “Sepa,
pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Es decir
que, la restauración del Reino de Israel, en parte, ya estaba cumplida, pues
Jesús es el Rey eterno prometido, pero lo que realmente interesaba e interesa
ahora es que compartamos de su obra Salvadora, para que todo aquel que crea en
Él sea librado de la potestad de las tinieblas y trasladado a su reino
(Colosenses 1:13), pues como bien dijo nuestro Señor, lo importante y
prioritario es que busquemos primeramente el Reino de Dios y su justicia (Mateo
6:33). Por lo cual, preguntémonos ¿es el Reino de Dios la prioridad de mi vida?
¿Estoy con diligencia y el poder del Espíritu, testificando en todo lugar y
momento del único y verdadero Rey? Oración.
«Rey de
reyes, Rey eterno, Señor y Dios, a ti te alabo y te reconozco como mi Salvador,
el único que pudo rescatar mi vida de la oscuridad y trasladarla al reino de
luz. Te pido que ahora, por el poder de tu Espíritu y tu luz brillando en mí,
lleve tu nombre y tu mensaje de salvación a toda persona que está en tinieblas
y esclava del pecado, por Jesucristo mi Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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