Humildad y servicio
“Así que,
después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les
dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís
bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros
pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque
ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De
cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es
mayor que el que le envió.” Juan 13:12-16
La noche en
que Jesús estaba reunido con sus discípulos y en la cual iba a ser entregado para
ser crucificado, dice la Palabra que cuando aún cenaban, el Señor se levantó de
la mesa y, a partir de ese momento, los discípulos recibieron una de las
lecciones más importantes de su vida para una correcta convivencia y comunión
entre ellos como hermanos, pues el Señor y Maestro se dispuso a lavarle los
pies a cada uno de ellos. Hecho con el cual el Señor a través de su mismo
ejemplo quiso enseñarles la grandeza de la humildad y el servicio.
Como dice la
Palabra, nosotros en el mundo estamos acostumbrados a ver cómo la persona que
tiene un mayor cargo o nombre en la sociedad es la que da órdenes y la que es
servida por los demás, pero aquí una vez más el Señor nos recuerda que así
nosotros los hijos de Dios estemos en el mundo, no somos de él ni debemos hacer
lo que el mundo hace, porque la actitud correcta de un hijo de Dios, por mayor
cargo o liderazgo que tenga, debe ser la de un siervo, Lucas 22:26 dice “mas no
así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que
dirige, como el que sirve”.
El servicio
a los demás que a su vez demuestra humildad, son las virtudes que nos deben
caracterizar como seguidores del Señor Jesucristo, porque así como Él en ese
momento sirvió a sus discípulos, también lo hizo con nosotros cuando murió en la
cruz para perdón de nuestros pecados; ahora, de la misma forma, el Señor quiere
que nos sirvamos unos a otros; que con humildad nos perdonemos, nos tengamos
paciencia, nos sostengamos, nos ayudemos y juntos como hermanos nos animemos a
ser siervos de la obra de nuestro Señor Jesucristo. Oración.
«Padre
Celestial, cuánto amor nos has mostrado, pues enviaste a tu Unigénito Hijo a
morir por nuestros pecados, y Tú, Jesucristo, te despojaste de tu Deidad y te
hiciste siervo siendo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Te pido que,
ante tan grande ejemplo, me permitas corresponder a tu amor siendo tu humilde
siervo. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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