Por fe
andamos, no por vista
“Así que
vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo,
estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero
confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
Por tanto, procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.” 2
Corintios 5:6-9
Si bien es
cierto que, como dice la palabra en 1 Corintios 6:11, en el nombre del Señor
Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios que ahora mora en cada creyente,
hemos sido lavados y justificados de todos nuestros pecados, eso no quiere
decir que sea un permiso o autorización para que ahora hagamos todo lo que
queramos o todo lo que el mundo nos presenta, sin medir las proporciones, la
conveniencia o si son o no del agrado de nuestro Dios, pues como dice 1
Corintios 6:12 “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas
las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.”
Debemos,
como nos dice la escritura en el versículo del día, anhelar agradar a Dios en
todo tiempo, pues el hecho de que todavía no estemos físicamente en su
presencia, no quiere decir que Él no nos esté viendo y que en algún momento no
debamos rendirle cuenta de cada una de las obras que hicimos cuando estábamos
en el cuerpo y ausentes de Él, es decir, viviendo en el mundo.
El Señor nos
dice en su palabra que nosotros andamos por fe y no por vista, es decir,
creyendo que Dios está en nosotros y con nosotros todo el tiempo, pues tenemos
fe que Él es omnipresente y no tenemos que observarlo físicamente para así
creerlo.
Por
consiguiente, la exhortación del presente día es a que vivamos en el estado que
Dios nos ha dado, lavados, justificados y santificados; teniendo cuidado de
medir y evaluar cada uno de nuestros pensamientos, sentimientos, gestos,
palabras y obras, pues el Dios en quien creemos y a quien amamos nos observa en
todo momento. Oración.
«Señor, eres
Dios justo y bueno, en Cristo nos has dado todo para agradarte; nos lavaste y
justificaste de nuestros pecados y nos has santificado, anhelando que así lo
creamos y vivamos. Así que, por el Espíritu Santo que me has dado, te pido me
permitas ser sensible a tu voz para hacer todo para tu agrado, en la medida
justa y correcta, por Jesucristo mi Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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