Mensajeros
“Mas
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable” 1 Pedro 2:9.
Los que
creemos en Jesucristo, dice la Palabra en hebreos 4:6, nos podemos acercar
confiadamente al trono de Dios para alcanzar misericordia y hallar gracia para
el oportuno socorro, privilegio del que seguramente hacemos uso diariamente y
con más intensidad en momentos de dificultad, pues es la mayor seguridad que
podemos encontrar. Pero hay algo más y muy especial que Dios quiere que resulte
de este tiempo de intimidad con Él, y es que no retengamos solo para nosotros
su bendición.
Cuando
clamamos a Dios, dice su Palabra, Él nos enseña cosas grandes y ocultas que
nosotros no conocemos (Jeremías 33:3), lo cual es una bendición que recibimos
solo por la gracia de Dios. Entonces, de la misma manera en que la hemos
recibido, el Señor quiere que la compartamos con nuestro prójimo. Como leemos
en el versículo de hoy, su Palabra dice que nosotros hemos sido escogidos por
Dios; a aquellos que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios nos ha hecho nación santa y real sacerdocio, posición que nos da el
privilegio de acceder a su trono, pero que también nos da la especial misión de
que todo aquello que Dios nos revele y nos conceda lo anunciemos, es decir, lo
compartamos o transmitamos a todo aquel al que Él nos envíe o nos presente.
El Señor
quiere que seamos mensajeros de su bendición, todo lo que Él nos da en momentos
de intimidad es especial, maravilloso y poderoso, razón por la cual no lo
debemos callar, nuestra misión es anunciar, comunicar con amor toda la grandeza
de Dios, y así lograr que su bondad sea conocida por los demás. Todo el mundo
debe saber del amor y el poder de Dios, pero para eso es necesario que sus
mensajeros lo divulguemos. Oración.
«Rey
Celestial, en tu infinito amor y paciencia quieres que todos lleguen a tu
conocimiento, y para eso nos has dispuesto a nosotros, hombres y mujeres
testigos de tus virtudes, misericordia, gracia, amor, poder y todo lo que eres.
Así que, te pido pongas en mí el querer como el hacer por tu buena voluntad,
hazme mensajero de tu bendición, en el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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