Jesús el
Mesías aprobado por Dios
“Varones
israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre
vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros
por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” Hechos 2:22
“Y sobrevino
temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles.” Hechos 2:43
Cuando Jesús
vino a esta tierra e inició su ministerio, empezó a proclamar que el reino de
los cielos se había acercado, perdonaba pecados, sanaba enfermos, echaba fuera
demonios, hacía milagros y en general todo tipo de maravillas, señales y
prodigios; pero todo esto le era posible porque con Él estaba Dios. Podemos ver
que Jesús no inició su ministerio sin que antes hubiera descendido sobre Él el
Espíritu Santo y junto con ello una voz del cielo que decía “Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia.” (Mateo 3:16-17).
El plan de
salvación, diseñado por Dios para la humanidad, se empezaba a ejecutar, pues el
Mesías prometido que salvaría a su pueblo de sus pecados ya había nacido, habitaba
entre los hombres, había crecido en estatura, sabiduría y gracia, y ahora se
disponía a realizar la obra más valiente, sufrida y contundente por amor a la
humanidad, entregar su vida en una cruz derramando hasta la última gota de su
sangre, para que así toda persona que crea en Él y lo acepte como el Mesías
escogido por Dios, reciba el perdón de sus pecados y la entrada al reino de
Dios.
En el
presente tiempo, tú y yo que creemos en Cristo y conocemos esta poderosa
verdad, es básico y esencial que la demos a conocer a los demás; estamos
llamados a que, a través del Espíritu Santo que hemos recibido, testifiquemos
con poder de aquel a quien Dios resucitó y exaltó haciéndolo Señor y Cristo. Al
igual que a los apóstoles y al mismo Cristo, Dios nos respaldará a través de
muchas maravillas y señales, pues de quien predicamos es del Dios vivo. Oración.
«Señor, eres
Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo; creo en ti como mi Padre Celestial,
en Cristo como tu Hijo amado mi Señor y mi Salvador, y en el Espíritu Santo
como la persona que has enviado para que yo reciba el poder y la unción para
testificar de tu gran poder y amor. Eres perfecto, Soberano y eterno, así que,
a pesar de que mi mente finita no pueda entender muchas cosas, creo y confío en
la verdad y poder de tu Palabra, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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