Nuestros
hijos
“Bienaventurado
el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será
bendita.” Salmos 112:1-2
A pesar de
tanta maldad que hoy en día se ve multiplicada en los que son el futuro de la
sociedad, es decir, los niños y los jóvenes, nosotros los creyentes siempre
debemos creer y tener presente las promesas que Dios tiene para nosotros y para
nuestros hijos.
Vemos cómo
cada día se están tomando decisiones apresuradas, faltas de fe e impulsadas por
las circunstancias en cuanto a nuestra descendencia; tenemos temor de tener
hijos y no nos estamos multiplicando (Génesis 1:28). Nos desanimamos porque
vemos diariamente cómo el corazón de los hijos se levanta contra los padres y
tememos que esas malas conductas sean aprendidas y tomadas por nuestros hijos,
pero no nos tomamos el tiempo de examinar que esas son consecuencias que se ven
reflejadas en personas que no tienen a Dios en su corazón y que nunca
instruyeron a sus hijos en los caminos del Señor.
Es por eso
que, desde que nuestros hijos nacen, debemos inculcarles el temor de Dios; si
ellos temen a Dios, honrarán a sus padres, y no solo esto, sino que sus vidas
serán guiadas y determinadas por la palabra de Dios. Proverbios 22:6 dice
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”;
es la ley de la siembra y la cosecha, y si nosotros hacemos la tarea con
nuestros hijos desde su temprana edad, Dios nos promete que el fruto se verá y
perdurará aun cuando ellos sean viejos.
El Señor es
poderoso para guardar el corazón y la integridad de nuestros hijos, su palabra
nos dice que la generación de los que le tememos será bendita y con un
propósito especial. Nosotros y nuestros hijos tenemos el respaldo y la
bendición del que tiene todo poder y autoridad, así que, nuestra actitud debe
ser de total confianza y obediencia en las promesas y los mandamientos de Dios. Oración.
«Padre,
gracias por cuidar de mí y de mis hijos, de esa manera tan sobrenatural y
especial; donde yo no puedo tener el control, tú sí puedes, y donde yo no puedo
estar, tú estás allí. Oro por el mundo entero, pidiéndote que cada día se
vuelva más a ti y puedan ver los planes grandes y maravillosos que tienes para
con cada uno de ellos, que tu gracia y tu poder los rescates de la potestad de
Satanás y los traslade al reino de tu luz y tu verdad, en el nombre de Jesús,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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