Muerte de
Jesús
“Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Génesis 3:15
“Y Jesús
dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los
ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con
espadas y palos? Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no
extendisteis las manos contra mí; más esta es vuestra hora, y la potestad de
las tinieblas.” Lucas 22:52-53
Cuando Jesús
muere en la cruz, de manera apresurada se puede pensar en su derrota y en una
aparente victoria del enemigo, pues a través de personas influenciadas por
Satanás se llevó a cabo la traición, arresto y crucifixión del Señor, conforme
las palabras del Señor Jesús cuando dijo “más esta es vuestra hora, y la
potestad de las tinieblas”. Pero lo que aquí estaba sucediendo verdaderamente
no se salía del determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, porque
desde que el hombre pecó por primera vez, el Señor en Génesis 3:15 anunció la
salvación para el mundo que decía que, pondría enemistad entre el diablo y la
descendencia de la mujer (refiriéndose a Jesucristo), y dijo que el diablo lo
heriría en el calcañar, pero Jesucristo lo heriría en la cabeza, es decir, lo
destruiría.
Así que, es
por esto por lo que nuestro Salvador debía sufrir hasta morir, adicional a
esto, la Escritura también nos declara en hebreos 2:14 “Así que, por cuanto los
hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para
destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es,
al diablo”. Lo que nos quiere decir que Jesús debía hacerse hombre para poder
morir y por medio de su muerte destruir a satanás, quien hasta ese momento
tenía la autoridad de la muerte.
Ahora bien,
con la muerte y resurrección de Jesucristo, y el triunfo sobre el diablo, la
salvación y la libertad le es dada a todo aquel que ahora cree en Él, pues la
palabra de Dios nos dice en Hechos 26:28 “para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para
que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados.” Es decir que, cuando creemos en Jesucristo como nuestro Señor y
Salvador somos libres de la autoridad de Satanás, son perdonados nuestros
pecados y pasamos a ser hijos de Dios con todos los privilegios que esto
implica y que cada día se nos van revelando.
Entonces, lo
que podemos ver y concluir con esto, es que la muerte de nuestro Señor
Jesucristo fue en realidad el paso a su victoria y el medio de la derrota del
enemigo, lo que indudablemente trajo libertad y salvación para todo creyente.
La pregunta es, ¿tú crees? Oración.
«Padre
Celestial, qué sacrificio tan grande y qué muerte tan dura la que soportó
nuestro Señor y Salvador; sé que todo fue por amor, amor que salva, que
perdona, que restaura y que da vida. Te damos gracias, Dios, y solo podemos
decir que no merecíamos tanto amor; perdona las veces que pecando lo
menospreciamos, y ayúdanos cada día más a disfrutarlo, en Cristo Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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