sábado, 23 de abril de 2022

De pobres a ricos

 

De pobres a ricos


“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” 2 Corintios 8:9.

En nuestra vida, antes de conocer a Cristo, sin saberlo y sin entender a fondo todo lo que esto implicaba, estábamos en el mundo sin Dios, aunque algo habíamos escuchado de Él, pero no lo conocíamos verdaderamente y no lo teníamos en nuestro corazón, por ende como lo hemos aprendido de la Escritura, no éramos sus hijos, sino solamente sus criaturas, puesto que para llegar a tener el derecho de llamarnos hijos de Dios debemos primero creer en el Señor Jesús y recibirlo en nuestro corazón (Juan 1:12-13). Hemos conocido también que estábamos bajo la autoridad de Satanás y muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1-2), situación que no nos permitía ver y experimentar el sentido o propósito de Dios para nuestra vida; vida que ahora está escondida con Jesucristo en Dios (Colosenses 3:3).

Y como ya lo hemos dicho, gracias a la fe en nuestro Señor Jesucristo y a su gracia que por amor a nosotros se hizo pobre, es decir, se despojó a sí mismo, tomó forma de siervo y se hizo obediente hasta la muerte de cruz, nosotros, con su pobreza somos enriquecidos.

Como hijos de Dios, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, podemos disfrutar de las abundantes riquezas que posee y nos brinda nuestro Padre Celestial (Efesios 2:7).

Nos ha sido dado el don del Espíritu Santo (Hebreos 10:45) y por medio de Él, un entendimiento de la Palabra de Dios (1 Corintios 2:10), hecho que le da luz y dirección a nuestra vida (Salmos 119:105) y que nos permite conocer cuál es la voluntad de Dios para nosotros, es decir, aquello que es bueno, agradable y perfecto.

Así las cosas, la invitación del día de hoy es a que permanezcamos en el inmenso amor de Dios y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, siendo obedientes a sus principios y siguiendo la dirección de Dios para nuestro camino, pues es la manera de poder ver y disfrutar de las bendiciones y riquezas que heredamos como hijos de Dios.  Oración.

«Padre Celestial, sobreabundantes son las riquezas de tu gracia hacia nosotros tus hijos. Gracias por tanto amor manifestado en Jesucristo nuestro Señor. Ruego que me enseñes a vivir en tu dirección, y que alumbres los ojos de mi entendimiento para que pueda conocer los planes que me tienes, pues quiero disfrutar de las riquezas de tu gloria en Cristo Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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