Por amor
“Porque el
amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego
todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí,
sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” 2 Corintios 5:14-15
Conocer el
amor de nuestro Señor Jesucristo por nosotros, no solo nos debe sorprender o
enorgullecer, sino que como dice la Escritura, nos debe constreñir, es decir,
impulsar, conmover o motivar a algo más, entre ello, corresponder, pues si
Cristo murió por nosotros, nosotros también morimos, pero como Cristo resucitó
para gloria de Dios, nosotros también debemos vivir una nueva vida para el
agrado de Dios.
Una vez que
nos identificamos con la muerte de nuestro Señor Jesucristo, creyendo que Él
llevó nuestros pecados en la cruz, debemos tomarlo como un hecho real y así vivirlo
o practicarlo; vivir una vida donde no practiquemos el pecado, donde no nos
dejemos dominar por él, donde esos deseos de nuestros ojos, de nuestra carne y
la vanagloria de la vida sean apagados por el fuego del Espíritu Santo que mora
en nosotros, y donde nuestro mayor anhelo sea vivir para Cristo.
En respuesta
a tan grande amor, nosotros también por amor debemos vivir para el Señor. Así
como Cristo por amor hizo siempre la voluntad de Dios hasta el punto de morir
en la cruz por cada uno de nosotros, nosotros también debemos ser obedientes
por amor, pues dice su Palabra “Y este es el amor, que andemos según sus
mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis
oído desde el principio” (2 Juan 6). Finalmente, sus mandamientos son el
reflejo de su amor hacia nosotros, pues cuando los practicamos somos
incomparablemente recompensados. Así que, por amor obedezcamos. Oración.
«Padre
amado, la manifestación de tu amor es clara y contundente, tu Único Hijo
enviado en sacrificio por mis pecados. Hoy, más que agradecerte, quiero que me
ayudes a corresponderte; yo también, por amor, quiero escucharte y obedecerte,
pues quien te ama es aquel que tiene tus mandamientos y los guarda. Así que día
a día pido que me llenes de tu amor y tu gracia, por Jesucristo nuestro Señor,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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