La ley del
amor
“No digas:
Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra» Proverbios
24:29.
“Oísteis que
fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al
que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele
también la otra» Mateo 5:38-39.
Es difícil
cuando sin justa causa o sin merecerlo recibimos ofensas o malas respuestas de
otra persona, claramente nos sentiremos tristes e indignados, pues es la
reacción natural ante este tipo de acontecimientos, pero lo que no nos puede
suceder es el deseo o la acción de tomar venganza.
Cuando
nosotros conocemos y somos participes del gran amor con que nos amó Dios,
fácilmente podemos llegar a la conclusión de que no éramos ni dignos ni
merecedores de tan grande amor y que no fue a causa ni en respuesta a nuestros
buenos actos o bonitas intenciones, sino que por el contrario fue sin duda un
regalo, una total obra de gracia y misericordia por parte de nuestro Dios.
Entonces,
nosotros habiendo recibido tanto y nuestro corazón estando lleno con tan
inmerecido amor, el llamado que hoy nos hace nuestro Señor es a que seamos
transmisores de esta ley del amor. No debe caber en nuestros pensamientos ni
sentimientos, dichos como: “Le haré como él me hizo”, “pagaré mal por mal” o
“le daré de su propia medicina” pues estas son actitudes y comportamientos de
personas que no tienen el amor de Dios en su corazón.
La ley de la
lógica nos puede decir “Ojo por ojo, y diente por diente” pero la Ley de Cristo
nos habla de la gracia y la misericordia. No es nuestra labor hacer justicia o
tomar venganza, por el contrario, nuestra mayor misión es dar amor y esperar en
el Señor, pues el único justo y bueno es Dios.
Oración.
«Dios,
cuando reflexiono en el amor con que me has amado, me doy cuenta de que no soy
digno ni merecedor, y cuando lo debo practicar con los demás, cuestiono si
ellos se lo merecen o no, por lo que te pido perdón, pues no soy nadie para
juzgar o condenar. Sé que me has llamado a cumplir la ley del amor, dar de
aquello con lo que me has llenado, de tu perfecto amor sin condición. Así que
te pido me ayudes a practicarlo, por Jesucristo nuestro Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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