Ropa Nueva
“y vestíos
del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Efesios 4:24
Cuando
éramos niños algo que producía mucha alegría en nosotros era ropa nueva, el
olor a nuevo fue una sensación y un momento único. Nos gustaba lucirla frente a
nuestros amigos de infancia y que, ojalá, nos dijeran algún cumplido. Aunque,
tampoco podemos negar que como adultos nos gusta vestirnos, cortarnos el
cabello y la sensación de ponernos algo nuevo es bastante agradable.
En el ámbito
espiritual, nos enseña la palabra de Dios, a vestirnos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad, es decir, creado por medio
de la fe en Cristo, y esto implica quitarnos las viejas vestiduras al
despojarnos del viejo hombre, que está viciado o acostumbrado conforme a los
deseos engañosos (Efesios 4:22). Revestirse del nuevo hombre, se trata de
aceptar lo que somos gracias a Cristo y conforme a su imagen nos vamos
renovando hasta el conocimiento pleno. (Colosenses 3:10)
En cuanto a
despojarnos del viejo hombre, hay un asunto que es clave y que, al quitarlo de
nosotros, las otras malas costumbres quedarán al desnudo para empezar a caer, y
esto es: La auto condenación.
¿Como
sabemos que estamos viviendo en condenación?, primero, cuando condenamos a
otros es el signo más visible de que existe esta mala conducta en nosotros,
según Romanos 2:1b “pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo;
porque tú que juzgas haces lo mismo”, es signo de que vemos en otras personas
lo que está presente en nosotros.
Pero
también, otra señal de que hay condenación en nosotros es la duda, “Porque de
cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el
mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga le será hecho” (Marcos 11:23). La palabra griega para “dudare” o “dudar”
es diakríno, que está implícitamente relacionada con el significado de
condenación, ya que en 1 Corintios 6:5, respecto a una disputa entre hermanos
dice “Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun
uno, que pueda juzgar entre sus hermanos?”, la Palabra usada para “juzgar” es
katakríno, que significa juzgar contra, es decir sentencia o condena. En ambas
palabras está la terminación “krino” que significa pronunciar un juicio,
condenar.
En pocas
palabras, cuando dudamos nos estamos condenando a nosotros mismos, porque
dudamos de lo que Cristo hizo por nosotros y si nos condenamos a nosotros
mismos no podemos tener la fe operando. La condenación es contraria a la fe y
las promesas, porque sin fe es imposible agradar a Dios. La condenación, por tanto,
nos enferma, nos lleva a colocarnos la vieja ropa de la antigua naturaleza,
mejor debemos vestirnos como lo que somos, como escogidos de Dios, santos y
amados, colocando en acción el amor y el fruto del Espíritu Santo puesto por
Dios en nosotros, tal como dice la palabra de Dios: “Vestíos, pues, como
escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad,
de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” (Colosenses 3:12-13) Oración.
«Amado
Señor, soy nuevo en Cristo y tu Espíritu habita en mí, así que puedo y estoy
llamado a permanecer en ti y reflejar tu amor y tu luz, ayúdame en mi debilidad
para no vivir en condenación, ni condenar a los demás, sino perdonar y aceptar
la nueva vestidura de santidad, misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre
y paciencia. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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