Libres de
condenación
“Me mostró
al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás
estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te
reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es
éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras
viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban
delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira
que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.“
Zacarías 3:1-4
Vemos en
este pasaje, una verdad impresionante acerca del mundo espiritual que debemos
conocer en profundidad. En esta revelación que tiene el profeta Zacarias,
Satanás está como acusador, señalando o mostrando la culpabilidad del acusado,
condenando, pero el defensor representado por el ángel de Jehová, es decir,
Jesús mismo, está al lado del Sacerdote Josué para defenderlo, por esto
reprende a Satanás y muestra a su defendido como “un tizón arrebatado del
incendio”, lo cual significa que es alguien que por la gracia de Cristo ha sido
salvado. El sacerdote Josué representa al mismo pueblo de Israel, que está
vestido de vestiduras viles por su pecaminosidad, sin poder alegar nada en su
defensa.
Cristo manda
a que se le quiten las vestiduras viles y se le coloquen vestiduras de gala,
mostrando con esto que ha quitado el pecado del acusado y lo ha revestido o
cubierto de su justicia y santidad (Efesios 4:24).
Esto sucede
en nuestras vidas, el diablo nos acusa, nos condena para tratar de detener el
propósito de Dios, para que no veamos ni disfrutemos de las bendiciones
espirituales y nos quedemos quietos, estancados, pero Jesús está para defendernos,
así que: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”
(Romanos 8:33). Él nos defiende para que no andemos en condenación, porque esta
nos llevará a repetir el mismo error una y otra vez, al no aceptar la justicia
y santidad que Cristo nos ha puesto.
Por lo
tanto, estamos llamados a aceptar y colocarnos esta nueva vestidura de gala
para vivir libres de condenación, por esto el pecado no tiene ningún poder en
nosotros, no nos dominará, sino que viviremos tal y como Cristo nos hizo nacer
de nuevo, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia,
de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (Colosenses 3:12). Oración.
«Gracias
Padre, me has quitado las vestiduras viles que representan el pecado y me has
vestido de la justicia y santidad de Cristo, para andar lleno de amor, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia, en el nombre de Jesús. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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