Palabras y
actitudes que edifican
“Cada uno de
nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.” Romanos
15:2
“Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” Efesios 4:29
Una palabra
dicha con dureza, sin amor, puede destruir, pues la manera en que decimos las
cosas determina el cómo serán recibidas. Hay personas que son sensibles por
diferentes factores de su vida que desconocemos, y aunque siempre debemos
hablar con la verdad, ésta debe ir acompañada con una actitud correcta, de
respeto y amabilidad, buscando siempre construir algo bueno en la persona a la
que nos dirigimos.
Si buscamos
edificar y no destruir, es claro que previamente debemos orar, para que no sea
nuestra voluntad o que de manera forzada queramos moldear en otros, lo que solo
el Alfarero de nuestra alma puede cambiar, pidiéndole las palabras correctas y
sobre todo, acercarnos con una disposición amorosa y precisa; buscando ser
usados por el Espíritu Santo de Dios para convencer de pecado, para instruir en
justicia, redargüir e inspirar a seguir a Cristo.
No se trata
de presentar a otros una motivación temporal basada en emociones, sino que, al
corregir, llevemos a las personas a mirar a Cristo, a identificarse con su
mansedumbre, nobleza y amor. Si conseguimos que las personas miren a Cristo, en
nosotros, habremos iniciado el camino de construir y evitaremos a toda costa
destruir, desanimar o alejar a la persona de Dios.
Reflexionemos
cuando estemos dialogando con otra persona, si lo que le estamos diciendo está
conforme a la escritura y si es dicho con amor, si estamos siendo guiados por
el Espíritu de Dios o por algún resentimiento, dolor, falta de perdón o doble
intención. Si encontramos alguna sombra de duda en nuestra palabra y falta de
paz, mejor, apliquemos el más alto grado de sabiduría: el silencio.
Callemos por
amor, pero sigamos en oración, hasta que Dios disponga todas las circunstancias
para edificar a nuestro prójimo con amor, nunca para destruir. Oración.
«Padre,
ayúdame, que todo lo que diga y haga sea para edificar a mi hermano o mi
prójimo, para mostrar todo el fruto de tu Espíritu que has puesto en mí. Señor,
que mis palabras sean llenas de verdad, y que contribuyan a la paz y a la mutua
edificación. En el nombre de Jesús. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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