Una fe
auténtica. Parte 2
“Luego dijo
a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” Juan 20:27
“así será mi
palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo
quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Isaías 55:11
Jesús dijo
que iba a morir en la cruz por nuestros pecados y así ocurrió, dijo que iba a
resucitar al tercer día, y así ocurrió, prometió su Santo Espíritu a todos los
que creyeran en Él, y así lo hizo, de lo cual somos millones de testigos, en el
siglo presente, que disfrutamos de esta promesa morando en nuestro corazón.
Así que,
confiemos plenamente en lo que Dios es, en lo que dice y en lo que Él puede
hacer en nuestra vida, pues por la fe entendemos que el universo fue formado
por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía. (hebreos 11:3).
Su Palabra
entonces, hace en nosotros aquello para lo cual Dios la envió (Isaías 55:11),
hace una nueva creación en nuestro interior, coloca orden al caos de nuestra
conciencia y nos da vida espiritual, para que tengamos una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para
nosotros (1 Pedro 1:3-4).
Por lo
anterior, viendo lo que hace la fe en nosotros, desechemos toda incredulidad,
acerquémonos a la fe auténtica de Jesucristo, para disfrutar de toda esta
herencia y recompensa que tenemos en Él.
Oración.
«Padre, sé
que en Cristo tengo herencia incorruptible y recompensas eternas, ayúdame a
poner mi mirada en lo celestial, no en lo temporal y efímero del mundo.
Por medio de
tu Palabra, hazme nacer de nuevo, para disfrutar de todo tu amor y majestad.
Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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