Vivir y
Morir para el Señor
“Porque
ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” Romanos 14:7
“Pues si
vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues,
sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” Romanos 14:8
“Porque
Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los
muertos como de los que viven” Romanos 14:9
A quienes
Cristo Jesús se nos ha revelado y lo hemos recibido de corazón, ya no vivimos
para nosotros, ni morimos para nosotros, sino, para él, bien lo dice Pablo:
“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando en esto: que si uno murió por
todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no
vivan para sí sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:
14-15) “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles,
ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni
lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39)
A todos los
creyentes en Cristo Jesús, nuestro crecimiento espiritual debe conducirnos a
ese punto en que en Espíritu y en Verdad declaremos de todo corazón: “Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)
Porque
Cristo Jesús para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, por ello dice el
Apóstol Juan: “Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra
sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y
estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo
las llaves de la muerte y del Hades.” (Apocalipsis 1: 17-18)
Nosotros
estamos llamados a menguar para que Cristo crezca, a morir para que Cristo viva
en nosotros, con nosotros, por nosotros y sobre nosotros; a este respecto dice
claramente la palabra: “De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo
no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”
(Juan 12:24) Oración.
«Padre Dios,
Señor de todo lo que existe y de todos los que existimos; por tu misericordia
nos has dado vida y vida en abundancia y, por tu misericordia, un día recogerás
nuestro espíritu y cerraremos nuestros ojos a este mundo que solamente es
vanidad de vanidades, y los abriremos a la eternidad en Cristo Jesús para
adorarte y alabarte Señor, por los siglos de los siglos. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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