El todo del
hombre – Primera Parte
“El fin de
todo l discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque
esto es el todo del hombre” Eclesiastés 12:13
En esta
palabra concluyente del Rey Salomón a la cual llega después de hacer lo que él
dice: “Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se
hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres,
para que se ocupen de él. Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y
he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.” (Eclesiastés 1:13-14)
Si nosotros analizamos el quehacer del hombre, toda su lucha, todo su esfuerzo
y el objeto por el cual lo hace, de seguro surgirá en nosotros la pregunta que
Salomón se hizo: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se
afana debajo del sol?” (Eclesiastés 1:3)
Lucha, se
esfuerza, se afana el hombre por las riquezas, posesiones y bienes materiales;
para ya tarde entender que: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo
volveré allá.” (Job 1:21 a) Se esfuerza, lucha y se afana el hombre por
adquirir sabiduría humana, por conquistar títulos, por destacarse en la ciencia
y en sus diferentes trabajos; para tarde entender la conclusión a la que llega
Salomón: “Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá
también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio?
Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Porque ni del sabio ni del
necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será
olvidado, y también morirá el sabio como el necio.” (Eclesiastés 2: 15-16)
Busca el hombre, lucha, se afana y se esfuerza por vivir y ejercer el señorío
que Dios le dio cuando le dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28) y tarde
comprende que: “Lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las
bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos así mueren los otros, y una misma
respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es
vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al
mismo polvo.” (Eclesiastés 3: 19-20) (Continuará) Oración.
«Padre Dios,
amado, misericordioso y santo; en el nombre de Jesús te doy gracias porque a
través de la revelación de tu palabra que nos haces por tu Santo Espíritu, nos
llevas a comprender que, real y verdaderamente, una sola cosa necesitamos en
esta vida y es que Cristo Jesús ocupe el trono de nuestro corazón y nuestra
vida y sea nuestro Señor, nuestro Dios, nuestro rey, nuestro todo porque si lo
tenemos a Él, todo lo tenemos. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario