Yo me rindo
“En el
principio creó Dios los cielos y la tierra.” Génesis 1:1
“Yo soy el
Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Apocalipsis
22:13
“Porque en
él vivimos, y nos movemos, y somos;” Hechos 17:28
“Porque de
él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los
siglos. Amén.”, Romanos 11:36
Todo lo que
Dios quiere que el ser humano conozca de Él, nos lo revela por su Santo
Espíritu a través de las sagradas escrituras, de tal modo, que entre más
oigamos y escudriñemos las sagradas escrituras, más revelación recibiremos
acerca de quién es Él, por eso en Isaías 28:13 nos dice: “La palabra, pues, de Jehová
les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras
renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan
y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.” El conocimiento
y entendimiento de la Palabra de Dios, al ser revelada a nosotros por su Santo
Espíritu nos lleva a un nivel espiritual en el que caemos de espaldas, somos
quebrantados, enlazados y presos; abrumados por el conocimiento de ese Dios
omnipotente, omnipresente y omnisciente del que sólo de oídas habíamos oído y
que ahora se nos revela en la verdadera dimensión de su magnificencia y poder.
La primera
revelación que nos hace acerca de sí mismo la encontramos en Génesis 1:1: “En
el principio creó Dios los cielos y la tierra” la cual se complementa con
Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el
primero y el último.” Observemos que en Génesis nos dice que “En el principio”
creó Dios los cielos y la tierra y en Apocalipsis nos dice que “Yo soy el alfa y
la omega, “el Principio” y el fin…”, por tanto, con ello nos revela que Dios
creó los cielos y la tierra en sí mismo, es decir, los cielos y la tierra están
contenidos en la inmensidad de Dios.
En Hechos 17:
28a nos dice: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;” esto es solo una
consecuencia natural de lo anterior porque si los cielos y la tierra fueron
creados y están contenidos en la inmensidad de Dios; nosotros, criaturas
terrenales, en él vivimos, nos movemos y somos; estamos bajo su absoluto control;
nuestro vivir, nuestro quehacer y nuestro ser están bajo su soberanía.
En Romanos
11:36 nos dice “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.” Si
toda la creación en Él existe y si en Él vivimos, y nos movemos y somos, es
apenas lógico que todo lo que existe y todo lo que acontezca con ello es de Él,
por Él, y para Él. Por ello el Salmista dice en Salmos 135:6: “Todo lo que
Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos
los abismos.”
Ante tanta
grandeza, magnificencia, poder y dominio de nuestro Dios soberano y perfecto
¿qué nos queda por hacer a nosotros humildes criaturas de Dios, que somos, como
sombra que pasa, como la neblina, como el humo? ¡RENDIRNOS! Ante ese Dios tan
grande y tan maravilloso que, siendo quien es, en su amor y en su misericordia
nos ama con un amor que sobrepasa todo conocimiento.
¡YO ME
RINDO! ¿Y USTED? Oración.
«Padre,
Señor y Dios nuestro, te doy gracias por haberme hecho nacer de nuevo en Cristo
Jesús y por abrir mis ojos y oídos espirituales para conocer y entender tu amor
que sobrepasa todo conocimiento, tu magnificencia y poder, que se revelan en
toda la creación, y en tu palabra que nos es revelada por tu Santo Espíritu que
mora en nosotros. Es tan grande y tan maravillosa la revelación de lo que tú
eres, mi señor y mi Dios, que lo más sabio que puedo hacer en mi vida es
rendirme a ti Señor, por eso en espíritu y en verdad rindo a ti todo mi ser,
toda mi vida. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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