miércoles, 2 de septiembre de 2020

Yo me rindo

 


Yo me rindo

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Génesis 1:1

“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Apocalipsis 22:13

“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;” Hechos 17:28

“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”, Romanos 11:36

Todo lo que Dios quiere que el ser humano conozca de Él, nos lo revela por su Santo Espíritu a través de las sagradas escrituras, de tal modo, que entre más oigamos y escudriñemos las sagradas escrituras, más revelación recibiremos acerca de quién es Él, por eso en Isaías 28:13 nos dice: “La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.” El conocimiento y entendimiento de la Palabra de Dios, al ser revelada a nosotros por su Santo Espíritu nos lleva a un nivel espiritual en el que caemos de espaldas, somos quebrantados, enlazados y presos; abrumados por el conocimiento de ese Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente del que sólo de oídas habíamos oído y que ahora se nos revela en la verdadera dimensión de su magnificencia y poder.

La primera revelación que nos hace acerca de sí mismo la encontramos en Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” la cual se complementa con Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Observemos que en Génesis nos dice que “En el principio” creó Dios los cielos y la tierra y en Apocalipsis nos dice que “Yo soy el alfa y la omega, “el Principio” y el fin…”, por tanto, con ello nos revela que Dios creó los cielos y la tierra en sí mismo, es decir, los cielos y la tierra están contenidos en la inmensidad de Dios.

En Hechos 17: 28a nos dice: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;” esto es solo una consecuencia natural de lo anterior porque si los cielos y la tierra fueron creados y están contenidos en la inmensidad de Dios; nosotros, criaturas terrenales, en él vivimos, nos movemos y somos; estamos bajo su absoluto control; nuestro vivir, nuestro quehacer y nuestro ser están bajo su soberanía.

En Romanos 11:36 nos dice “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.” Si toda la creación en Él existe y si en Él vivimos, y nos movemos y somos, es apenas lógico que todo lo que existe y todo lo que acontezca con ello es de Él, por Él, y para Él. Por ello el Salmista dice en Salmos 135:6: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.”

Ante tanta grandeza, magnificencia, poder y dominio de nuestro Dios soberano y perfecto ¿qué nos queda por hacer a nosotros humildes criaturas de Dios, que somos, como sombra que pasa, como la neblina, como el humo? ¡RENDIRNOS! Ante ese Dios tan grande y tan maravilloso que, siendo quien es, en su amor y en su misericordia nos ama con un amor que sobrepasa todo conocimiento.

¡YO ME RINDO! ¿Y USTED?    Oración.

«Padre, Señor y Dios nuestro, te doy gracias por haberme hecho nacer de nuevo en Cristo Jesús y por abrir mis ojos y oídos espirituales para conocer y entender tu amor que sobrepasa todo conocimiento, tu magnificencia y poder, que se revelan en toda la creación, y en tu palabra que nos es revelada por tu Santo Espíritu que mora en nosotros. Es tan grande y tan maravillosa la revelación de lo que tú eres, mi señor y mi Dios, que lo más sabio que puedo hacer en mi vida es rendirme a ti Señor, por eso en espíritu y en verdad rindo a ti todo mi ser, toda mi vida. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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