Una fe
auténtica. Parte 1
“Pero sin fe
es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6
La fe no
tiene nada que ver con la superstición, pues la fe cristiana, se fundamenta en
un hecho innegable, en la resurrección de Cristo, pues si el Señor no se
hubiera levantado de los muertos, nuestra fe no tendría sentido (1 Corintios
15:14).
La fe, va
más allá de un simple razonamiento humano, o de una comprobación experimental
materialista, pues es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos;
es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver (hebreos 11:1), y
estas cosas que esperamos, son las que Dios dice en su Palabra.
Es decir, al
final aquello que no vemos, pero que esperamos pacientemente, se convierte en
un hecho, en una realidad que impacta nuestro presente, nos da paz, amor,
bendiciones espirituales y como añadidura, provisión para nuestras necesidades
materiales (Mateo 6:33). La fe trasciende a nuestro futuro, pues nos coloca en
la eternidad con Dios (2 Corintios 4:18), como nos dice la escritura de manera
impactante, acerca del resultado de nuestra fe en Cristo: “y juntamente con él
nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús,” (Efesios 2:6).
Ahora que
vemos que la fe auténtica, trasciende más allá de lo material o temporal, ¡cómo
no fijar nuestra mirada en el iniciador y perfeccionador de la fe, en Cristo
Jesús! (hebreos 12:2). Oración.
«Señor
Jesús, gracias a ti tengo una esperanza que no falla, una certeza que no
flaquea, una convicción permanente en que mi porvenir depende de ti, es eterno
y lleno de bendición; por tu sangre preciosa, me has hecho sentar contigo, en
los lugares celestiales. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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