La esperanza viva que nos sustenta.
“Pues tengo
por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18
Para quienes
creemos en Cristo Jesús y vivimos en obediencia a Él, hay una firme esperanza
de que nos sustenta día tras día ante las vicisitudes de la vida humana y es la
esperanza de la gloria eterna “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este
nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva
de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un
cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas
que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales,
pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:16-18)
Esa firme
esperanza de la gloria eterna que nos está reservada debe conducirnos a
recorrer el camino de la vida buscando lo que debemos buscar y mirando lo que
debemos mirar, conscientes de nuestra identidad de hijos de Dios: “Si, pues,
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la mirada en las cosas de arriba, no en las
de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo,
en Dios. Cuando Cristo se manifieste en vuestra vida, entonces vosotros también
seréis manifestados con él en gloria.” (Colosenses 3:1-4)
“Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Que según su grande misericordia nos
hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible,
reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios,
mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser
manifestada, en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque
ahora por un poco tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en
diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que
el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,
gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle
visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo
inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de
vuestras almas.” (1 Pedro 3-9) Oración.
«Amado
Padre, Señor y Dios de todo amor y de toda misericordia, te damos gracias
porque por la gracia que nos has dado en Cristo Jesús, hoy vivimos con
paciencia, las aflicciones del tiempo presente, plenamente conscientes de que
no son comparables con la gloria venidera que nos tienes reservada en la
libertad gloriosa de los hijos de Dios y porque, está firme esperanza, nos
ayuda a vivir mirando las cosas que no se ven y no las cosas que se ven, porque
las cosas que vemos son efímeras pero las que no vemos son eternas. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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