La paga del
pecado y la dádiva de Dios
“Porque la
paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro.” Romanos 6:23
“Pero Dios,
que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracias
sois salvos).” Efesios 2:4-5
Desde el
principio, Dios estableció que la paga del pecado era la muerte: “Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17). “Por tanto, como el pecado
entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó
a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12)
La dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro, por ello, dice la palabra de
Dios: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”
(Romanos 6:22) “Para que, así como el pecado reinó para muerte, así también la
gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor
nuestro.” (Romanos 5:21)
Dios, en su
misericordia que es desde siempre y para siempre, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Cristo
“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7) “Y Él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en
otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la
potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos
por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2: 1-3)
Redimidos de
nuestros pecados, adoptados como Hijos de Dios por la gracia que es en Cristo
Jesús; llamados estamos a vivir como Hijos de Dios con el temor de Dios en
nuestro corazón, obedeciendo a la voz de su palabra, honrando y glorificando su
nombre en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida; guiados
y sustentados por su Santo Espíritu que mora en nosotros. Oración.
«Amado
Padre, Dios Todopoderoso y Eterno, en el nombre de Jesús Cristo de Nazareth te
damos gracias porque, por tu gran amor para con nosotros, enviaste a tu Hijo
unigénito a ofrecer su vida y derramar su sangre para librarnos de la
esclavitud del pecado y de la muerte. Gracias Padre amantísimo porque por el
sacrificio, muerte y resurrección de tu Hijo amado nos has dado vida y vida en
abundancia, la vida eterna. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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