Despojaos
del viejo hombre
“Esto, pues,
digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de
su corazón.” Efesios 4: 17-18
Recibir por
fe a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador personal tiene para el creyente
un significado de transformación de su vida, es el nacimiento de un nuevo
hombre. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios,
quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación” (2 Corintios 5:17-18).
Un nuevo
hombre, debe vivir como hombre nuevo y, una nueva criatura como criatura nueva;
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad.” (Efesios 4: 22-24).
Más aun, el
Señor en su palabra nos manda: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni
traigáis a memoria las cosas antiguas” (Isaías 43:18) aunque el enemigo siempre
estará tratando de recordarnos nuestra pasada manera de vivir para hacernos
sentir culpables y robarnos la bendición que nos dice: “Yo deshice como nube
tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.”
(Isaías 44:22)
“Despojaos
del viejo hombre” es un mandato a vivir en obediencia, con el temor de Dios en
nuestro corazón, honrando y glorificando su nombre todos los días que Dios nos
permita vivir. Recordemos siempre el propósito que Dios tiene para con nosotros
al habernos escogido y llamado: “Todos los llamados de mi nombre; para gloria
mía los he creado, los formé y los hice.” (Isaías 43:7) Por tanto, para gloria
de Dios debemos vivir, renovados en el espíritu de nuestra mente. Oración.
«Santísimo
Señor, Dios Padre Todopoderoso y Eterno, en el nombre de Jesucristo de
Nazareth, te damos gracias porque en tu amor eterno con que nos has amado,
enviaste a tu hijo unigénito para que ofreciera su vida y derramara su sangre
en la cruz del calvario a la cual llevó todos nuestros pecados, culpas e
iniquidades; y por la gracia que nos has dado en Cristo Jesús, al recibirle por
fe, fuimos juntamente crucificados con Él y con Él juntamente resucitados, de
modo que nuestro viejo hombre, crucificado quedó en la cruz del calvario y
ahora somos nuevas criaturas en Cristo Jesús y como nuevas criaturas,
sustentados por tu Santo Espíritu, vivimos para honra y gloria de Dios. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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