Vivamos en
el Espíritu y no en la carne
“Mas vosotros
no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Romanos 8:9
“Pero si
Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.” Romanos 8:10
En quienes
hemos sido adoptados como hijos de Dios, por la gracia que es en Cristo Jesús,
conviven la carne y el Espíritu los cuales libran una batalla permanente en nuestro
interior por lograr la supremacía en nuestro ser y en nuestra vida; la carne,
para llevarnos al pensamiento en las cosas de la carne y con ello a la muerte;
y el Espíritu, para llevarnos al pensamiento en las cosas del Espíritu lo cual
es vida y paz. (Romanos 8:5-6) La lucha que se libra en nuestro interior es una
lucha sin cuartel porque: “El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo
que quisiereis.” (Gálatas 5:17)
Manifiestas
son las obras de aquel que piensa en las cosas de la carne y obra conforme a
sus pensamientos: “Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, Idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas.” (Gálatas 5: 19-21)
Asimismo,
manifiestos son los frutos de quien vive en el Espíritu: “Amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza;” (Gálatas 5:22-23)
Para vivir
en el Espíritu, necesitamos que por nuestra fe que es en Cristo Jesús, asumamos
con toda certeza la identidad de hijos de Dios y, con ello, que Cristo Jesús
more en nosotros por su Santo Espíritu y que nuestro cuerpo en verdad, esté
muerto a causa del pecado, más el espíritu viva a causa de la Justicia.
(Romanos 8:10) Y en cuanto a la pasada manera de vivir, despojémonos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovémonos en el
espíritu de nuestra mente, y vistámonos del nuevo hombre, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24) Oración.
«Amado
Padre, Señor y Dios nuestro; por la gracia que nos es dada en Cristo Jesús, hoy
tu santo Espíritu mora en nosotros y ocupa el trono de nuestro corazón y
nuestra vida; sé tú Señor por tu santo Espíritu ministrando todo nuestro ser,
toda nuestra vida, para andar en el Espíritu y no en la carne, obedeciendo a la
voz de tu palabra y guiando nuestros pasos y guiando nuestro corazón para ser
no solamente oidores de tu palabra sino ante todo hacedores de ella. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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