Todo es por
la misericordia de Dios
“Pues a
Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré
del que yo me compadezca.” Romanos 9:15
“Así que no
depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.”
Romanos 9:15
Todo lo que
existe por Dios fue creado y, todos los que existimos, criaturas de Dios somos,
de la misericordia de Dios está llena la tierra y “Los cielos cuentan la gloria
de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmos 19:1) Dios
grande y poderoso, es nuestro Dios, soberano y perfecto. “Todo lo que Dios
quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los
abismos.” (Salmos 135:6)
Abrimos
nuestros ojos a un nuevo día y observamos a nuestro alrededor, el aire fluye
imperceptible a nuestros pulmones, nos movemos, miramos como está el día, viene
a nuestra mente lo que tenemos que hacer en el transcurso del día, damos
gracias a Dios y oramos encomendando el quehacer del nuevo día al Señor, nos
levantamos y seguimos nuestra rutina diaria, y todo ello, es por la
misericordia de Dios; porque en su voluntad soberana, bien habría podido
determinar que no abriésemos nuestros ojos a ese nuevo día. “Por la
misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus
misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones
3:22-23)
El mundo nos
dice que soñemos y luchemos por nuestros sueños y los alcanzaremos, que una
mente positiva te lleva a lograr todo lo que quieres, que tu vida está en tus
manos, que la felicidad es una decisión y muchas cosas semejantes; pero Dios
nos dice: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios
que tiene misericordia.” (Romanos 9:16) “Encomienda a Dios tu camino, y confía
en él; y él hará.” (Salmos 37:5)
La obra de
misericordia más grande que Dios ha hecho con nosotros, es que nos dio vida
cuando estábamos en nuestros delitos y pecados, en los cuales anduvimos en otro
tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la
potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo
mismo que los demás. (Efesios 2:1-3)
Dios nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo
nuestro salvador. (Tito 3:5-6)
Ahora que
por Cristo Jesús somos hijos de obediencia, vivamos en obediencia para que Dios
no aparte de nosotros sus ojos, ni aparte de nosotros su misericordia. Oración.
«Padre santo
sabemos por tu palabra, en la que creemos firmemente, que tú eres un Dios de
misericordia y que con la multitud de tus misericordias nos sustentas cada día
y que cada día las renuevas; que nada de lo que somos, de lo que hacemos, de lo
que logramos y de lo que tenemos es por nosotros mismos, sino que todo es por
tu gran misericordia y tu misericordia es desde siempre y para siempre, de
manera que en todo tiempo en que la busquemos con un corazón sincero la vamos a
encontrar y que es tan grande que alcanza y sobreabunda para todos. Padre
amado, no apartes de nosotros tus ojos ni apartes de nosotros tu gran
misericordia. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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