ID Y HACED
DISCÍPULOS
“Y Jesús se acercó (a los discípulos) y les
habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto,
id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo. Amén.”, Mateo 28:18-20
Jesús
después que resucitó, permaneció con sus discípulos 40 días, tiempo de regocijo
para ellos al tener a Jesús con ellos de nuevo. Pero Jesús debía regresar al
Padre, ya había preparado a sus discípulos y procedió a dar las últimas
instrucciones, el plan y estrategia de Dios para alcanzar al mundo para él.
El Señor
Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, a quien los creyentes le
debemos sometimiento y obediencia, por esto dio la orden “id y haced discípulos
a todas las naciones”, o sea que tenemos que ir a buscar a los inconversos,
salir de la zona de confort y llevar las buenas noticias de salvación. Hacer
que las personas nazcan de nuevo por la fe en el Señor Jesucristo.
La tarea
encomendada es de todos, el hacer discípulos es enseñar la obediencia de los
mandamientos de Cristo. La obediencia nos sitúa en el camino correcto y es el
centro de la Gran comisión. Sin obediencia, un creyente nunca va a madurar, ni
ser capaz de hacer de otros sus discípulos. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad
mis mandamientos” (Juan 14:15). La obediencia es el sello del verdadero
discípulo que ama a Jesús. Sí obedecemos el Señor nos promete permanecer con
nosotros, hasta el fin del mundo.
La gran
comisión es el plan de Dios para edificar su iglesia. Nuestro trabajo, dado por
Dios, es de alcanzar a las naciones, pues la salvación y vida abundante que
hemos recibido debe ser compartida a todos los que viven sin Cristo.
Sabemos que
el mundo está ávido de Dios, el vacío del corazón del hombre clama con ansia su
presencia; y como dijo el etíope a Felipe: “¿Y cómo podré, si alguno no me
enseñare?” (Hechos 8:31), por tanto, es apremiante el trabajo de comunicar el
mensaje de salvación.
Hermano,
pidámosle a Dios amor por los perdidos, y su guía para alcanzar a muchos para
Cristo, pues es un compromiso con Dios. Probablemente no será fácil, pues se
requiere de fidelidad y una búsqueda continua de Dios, pero en su nombre nos
haremos pescadores de hombres.
Oración.
"Amado
Dios, sé cuánto amas al mundo entero, y quieres que todos oigan y conozcan
cuánto los amas, no quieres que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento, por eso llevaré tu mensaje de salvación a quienes me rodean,
para mostrar tu eterno amor y para que guarden tus mandamientos. Te amo Señor,
amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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