JESÚS, ASÍ
COMO SE FUE, VENDRÁ
“Y (Jesús)
habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos (los discípulos), fue alzado, y le
recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos
puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a
ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron:
Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha
sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo.”, Hechos 1:9-11
Lucas,
escribe el libro de Hechos basado en la firme evidencia histórica, como lo
anota: “se presentó vivo con muchas pruebas indubitables”, y nos describe el
último momento de Jesús aquí en la tierra, después de la Resurrección y de
aparecer corporalmente durante cuarenta días para dar instrucciones a sus
discípulos y luego subir a los cielos a la posición que tenía antes de
encarnarse en hombre. Pero para los discípulos era confusión, nuevamente su
maestro les fue quitado. Atónitos de pie, en el monte de los Olivos, mirando
fijamente al cielo tratando de entender algo que eran incapaces de comprender,
pero Dios envía mensajeros angelicales que traen la promesa que Jesús a quien
han visto ascender a los cielos volverá a la tierra, en otras palabras, lo
verán en su segunda venida. Sí, Él vendrá.
Han pasado
dos mil años y muchos aún no han entendido totalmente el significado de aquel
divino acontecimiento. Cristo está por venir, y el creyente debe vivir en una
anhelante espera de esa gloriosa llegada. “He aquí que viene con las nubes, y
todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra
harán lamentación por él. Sí, amén” (Apocalipsis 1: 1:7).
En la vida
diaria podemos pasar nuestros días acongojados mirando al cielo, sin respuestas
y sin esperanzas, pero hay una Palabra que es la misma que Jesús dio a aquellos
discípulos (parafraseando): “esperen la promesa de mi Padre, el Espíritu Santo
vendrá, los cubrirá y tendrán poder divino para testificar de mí y vivir una
vida a plenitud”. El poder del Espíritu Santo que obró en Cristo seguirá
obrando en su cuerpo que es la iglesia.
Hermano, no
sabemos cuándo viene el Señor, pero debemos estar como centinelas, en
obediencia y santidad esperando su regreso.
Oración
"Señor
Jesucristo, te alabo y te glorifico, pues ascendiste al cielo, lugar de tu
plena exaltación, concédeme permanecer atento a tu venida, para que cuando
llegues me encuentres glorificando tu nombre. Prepárame para ser digno de
sentarme contigo a la mesa en las bodas del Cordero, guíame con tu sabiduría
para participar plenamente de tu gloria. Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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