Clama a mí y
yo te responderé
“Clama a mí
y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
Jeremías 33:3.
“Mi pueblo
fue destruido porque le faltó conocimiento.” Oseas 4:6 Primera Parte.
Vivimos en
un mundo plagado de amenazas, violencia, corrupción, narcotráfico, guerras,
desigualdad e injusticia y esto produce en el hombre estrés, angustia,
depresión y desesperación que lo llevan a tomar acciones y decisiones como el
alcoholismo, la drogadicción, el suicidio; lo cual solo lleva a ahondar el problema.
Sabemos que solamente en Cristo Jesús encontramos el camino para enfrentar y
vencer tan difíciles circunstancias, pues Él nos dice clama a mí, “e invócame
en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. (Salmo 50:15) Pero,
¿cómo clamará y cómo invocará a aquel que no ha conocido? Y es aquí donde
radica la importancia de nuestro compromiso con el cumplimiento de la gran
comisión, pues a través de ello llevamos el conocimiento de Cristo Jesús a
aquellos que en su angustia no tienen ninguna esperanza y al llevarlos al
conocimiento del Señor, Él, por su Santo Espíritu, comenzará a enseñarles y
revelarles a través de su palabra cosas grandes y ocultas que no han conocido.
(Isaías 48:6)
Nos dice en
su palabra: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.” (Oseas 4:6)
Porque una persona en el mundo, sin Cristo Jesús en su corazón, es una persona
que camina indefectiblemente a su destrucción. Somos sacerdotes ante Dios y
como tal debemos enseñar lo que Él nos ha enseñado y nuestros labios han de
guardar sabiduría y de nuestra boca el pueblo buscará la ley; porque mensajeros
somos de Jehová de los ejércitos. (Malaquías 2:7)
Dios nos ha
dado tanto y hay tanta gente que necesita desesperadamente de lo que Dios nos
ha dado que debemos ser obedientes a su mandato, “de gracia os he dado, id y
dad de gracia” (Mateo 10:8)
El mundo
actual angustiado y sin esperanza está anhelante de encontrar una luz en la
oscuridad, un refugio en su desesperación, un camino que le permita salir del
hoyo en que se encuentra y nosotros, los hijos de Dios, sabemos que esa
esperanza, que ese refugio, que ese camino es Cristo Jesús; por lo que estamos
llamados a actuar pronta y decididamente para llevar a todos los necesitados a
los pies de aquel que ante su situación puede decirles en su gran amor: “Clama
a mí y yo te responderé” Oración.
«Padre,
Señor y Dios nuestro en el nombre de Jesús clamo a ti para que en tu amor y en
tu misericordia, por tu Santo Espíritu, sigas revelándome tu Palabra que es
fuente de sabiduría, inteligencia, paz, amor, luz y poder; para que lleno de
ella sea testimonio vivo de tu obra en nuestras vidas ante los ojos de un mundo
necesitado desesperadamente de todo lo que solo tú Señor puedes darnos. Amén.»
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