Lo que Dios
espera del hombre y lo que recibe de él
“Jesús le
respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro
Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento” San Marcos 12:29-30
“Dice pues
el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me
honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un
mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.” Isaías 29:13
“Yo conozco
tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fuese frío o caliente! Pero por
cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Apocalipsis
3:15-16
En estos
versículos de la Biblia encontramos por un lado a Dios diciéndole a su pueblo
primero que oiga, segundo que sepa que Él es uno y que lo ame con todo su ser.
Que lo oiga porque la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios
(Romanos 10:17) y porque sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador
de los que le buscan. (Hebreos 11:6) Que Él es uno porque así lo asevera cuando
dice “Yo soy Dios, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí;” (Isaías 45:5) Y
que lo ame con todo su ser, porque a Él solo lo hallará aquel que lo busca con
todo su corazón y toda su alma. (Deuteronomio 4:29)
Por el otro
lado, Dios encuentra que el hombre se acerca a él solamente con su boca y con
sus labios le honra, pero su corazón está lejos de Él y que su temor de Dios no
proviene de haber escuchado su Palabra, sino de escuchar mandamientos de
hombres. Encuentra a un hombre tibio e indeciso que no sabe si vivir en la
carne o en el Espíritu; si servir a Dios o al mundo y en este aspecto Dios es
contundente “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
desparrama.” (Lucas 11:23) y además, al que es tibio y no frío ni caliente, lo
vomita de su boca.
A los
llamados de su nombre Dios nos creó, formó e hizo para honra y gloria suya y,
nosotros, solo podemos glorificarle si andamos en obediencia a la voz de su
Palabra, con el temor de Dios en nuestro corazón, honrando y exaltando su
nombre en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida. Oración.
«Padre,
Señor y Dios nuestro; a todos nos creaste, nos formaste y nos hiciste para
honra y gloria de tu nombre pero nosotros nos desviamos de tus caminos, nos
apartamos de ti y anduvimos en nuestros propios pensamientos y deseos de la
carne, por ello Padre amado ten misericordia de nosotros y no nos mires ni nos
castigues conforme a nuestros hechos, sino míranos conforme a la multitud de
tus misericordias y perdónanos; lávanos y purifícanos con la sangre preciosa de
nuestro Señor Jesucristo, restáuranos delante de tu santa presencia y
susténtanos con la diestra de tu poder para continuar andando en tus caminos y
obedeciendo a la voz de tu Palabra. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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