Glorifiquemos
a Dios con nuestra vida
Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20
“Señor,
digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas
las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. Apocalipsis 4:11
Debemos dar
gloria a Dios en cada momento y con cada aspecto de nuestra vida, fuimos
creados para darle gloria y honra, y fuimos comprados por el precio de la
sangre preciosa de Cristo para glorificarlo con nuestro cuerpo y nuestro
espíritu los cuales le pertenecen a Dios. A veces pensamos que solo debemos
glorificar a Dios cuando nos congregamos, o cantamos en nuestra iglesia, pero
la verdad es que somos templo del Espíritu Santo y estamos llamados a darle
gloria a Dios con nuestra vida, nuestra manera de pensar, de hablar y de
comportarnos.
Fuimos
creados para su gloria así lo dice Isaías 43:7 “todos los llamados de mi
nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Nuestro valor y
motivos para enorgullecernos no está en nuestras posesiones, o títulos, o en
nuestro círculo de amigos o en nuestros logros, son en la gracia infinita de
Dios, pues todas las bendiciones provienen de Dios y es por su amor y cuidado
que Él se glorifica en nuestras vidas. Sin Cristo no somos nadie. Todo lo que
somos y tenemos es por la grandeza, poder y habilidad de nuestro Dios, por eso,
las oportunidades que se nos presentan son para darle la gloria a Dios.
Preguntémonos
¿cómo podemos glorificar a Dios hoy? Meditando en su Palabra, reflexionando en
su poder, tomando decisiones sabias que nos acerquen a Él, alabando a Jesús y
agradeciéndole por su fidelidad. Si hay algo que nos impida acercarnos a Dios,
seamos sinceros con Él y pidámosle que nos muestre qué debemos dejar o cambiar.
Recordemos
lo que Pablo le decía a los Corintios para que llevaran una vida limpia y santa
que glorificara a Dios: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas
convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de
ninguna”, 1 Corintios 6:12. El Señor nos ha dado la capacidad por medio del
Espíritu Santo para discernir lo justo y correcto para nuestra vida, escuchemos
su voz que nos guía cada día para hacerlo.
Pensemos en
lo grande y poderoso que es Dios con nosotros y mientras lo hacemos
reflexionemos sobre lo que vamos a hacer o los pasos que vamos a seguir para
glorificarlo hoy. “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no
endurezcáis más vuestra cerviz. Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y
Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de
personas, ni toma cohecho”, Deuteronomio 10:16-17
Es tiempo de
cambiar para que toda nuestra vida sea un acto de adoración a Él, y recuerda
que no estamos solos porque tenemos al Espíritu Santo en nosotros “Y a Aquel
que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en
la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos.
Amén.”
“Glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” Oración.
«Amado Dios,
tú eres santo y digno de toda alabanza y adoración. Me creaste para alabarte,
muéstrame cómo adorarte con todo mi ser; quiero hacerlo con cada pensamiento,
palabra, intención y acción, quiero ser un sacrificio vivo y santo agradable a
ti, por eso, deja que toda mi vida te honre y te traiga gloria. En el nombre de
Jesús, amén.
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