Amor puro y verdadero
“El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7
Es realmente
para sorprendernos, admirar y por supuesto aprender la manera en que vemos
manifestado el amor de Jesús aun cuando está colgado en la cruz, sin dejar de
mencionar lo que antes había tenido que soportar, insultos, escupitajos,
latigazos y toda clase de burla y maltrato. Pero, como decíamos, aun en esta
condición lo que brota de su corazón es puro y verdadero amor.
Amor por los
que en ese momento ejecutaron su crucifixión, pues sus palabras por ellos
fueron: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34); amor
por el que está a su lado, pues a aquel ladrón que estaba ahí porque sus actos
lo merecían, pero que creyó en Jesús, Él le dijo: «De cierto te digo que hoy
estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23:43), amor por su madre que
sufridamente lo está observando, pues se dirige a ella diciendo «Mujer, he ahí
tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre.” (Juan 19:26-27) e
indudablemente, amor por toda la humanidad, porque finalmente dijo: “Consumado
es.» (Juan 19:30) haciendo referencia a que había cumplido de manera precisa y
perfecta con el sacrificio demandado por el Padre para la redención de todo
pecador.
El amor de
Jesús, es un amor sin límites, sin condición, pero sobre todo un verdadero
amor, un amor que solo puede venir de Dios, pues como dice la Escritura en 1
Juan 4:8, Dios es amor. Con todo, debe ser de nuestro entero conocimiento y
total convencimiento que a nosotros también nos es posible amar como Jesús, ya
que el amor consiste en que Dios nos amó primero y por ello debemos también
nosotros amarnos unos a otros (1 Juan 4:10-11). Hermanos, hemos sido y seguimos
diariamente siendo muy amados por nuestro Dios, somos nacidos de Él y le
conocemos, así que, perfeccionémonos en su amor, amándonos unos a otros (1 Juan
4:12). Oración.
«Bendito
Dios, a ti que eres amor y que me has amado tanto, te doy gracias, alabanza y
gloria. Gracias por hacerme un instrumento de tu amor, habiéndolo derramado
abundantemente en mi corazón por tu Espíritu Santo, por Jesucristo mi Señor,
amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario