Dios está
contigo
Antes bien,
como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón
de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos
las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció
las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el
espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo
que Dios nos ha concedido”. 1 corintios 2:9-12
Empecemos
esta reflexión recordando la promesa cumplida en Jesucristo: Mateo 1:23 “He
aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros”.
El Dios que
creó el universo está con nosotros, Juan 1:3 “Todas las cosas por él fueron
hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Es una verdad que no
podemos tomar a la ligera. Es una promesa maravillosa para experimentar a Dios
con nosotros por medio de su Espíritu Santo.
El Espíritu
de Dios se unió a nuestro espíritu en el momento de nuestra conversión, 1
Corintios 6:17 dice: “pero el que se une al Señor, un espíritu es con él”; y
Romanos 8:9 nos asevera: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él”.
Sólo podemos
entender las verdades espirituales con la ayuda del Espíritu Santo, porque Él
nos da la sabiduría para discernirlas, es por gracia que entendemos lo que se
nos ha concedido,1 Corintios 2:12. Por lo tanto, es un privilegio saber que el
Espíritu Santo vive en nosotros, que el Señor está muy cerca porque está en
nuestro corazón, es una razón para cederle el control total de cada área de
nuestra vida y nos llene de su plenitud y de su fruto.
Dios está
dentro de nosotros de una manera real, es la promesa que Jesús dijo: “que no
nos dejaría huérfanos, sino que estaría en nosotros por medio de su Espíritu”,
y lo cumplió. Además, el Espíritu nos guía a toda la verdad, nos enseña y no da
discernimiento para entender la sabiduría secreta de Dios: “antes bien, como
está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
El Espíritu
Santo, en primer lugar, conoce lo que ningún ser humano podría conocer, la
mente y los pensamientos de Dios. Él todo lo examina aun las profundidades de
Dios. En segundo lugar, el Espíritu Santo revela, no se guarda el conocimiento
de Dios, sino que lo da a aquellos en quien mora, por eso, dice que “no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que
entendamos lo que por su gracia se nos ha concedido”.
En tercer
lugar, el Espíritu Santo inspira a cada creyente para transmitir el evangelio a
los demás, como decía Pablo en 1 Corintios 2:4 “y ni mi palabra ni mi
predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con
demostración del Espíritu y de poder”. No enseñamos ni predicamos con palabras
humanas sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresemos verdades
espirituales. Y en cuarto lugar el Espíritu Santo ilumina, podemos comprender
la mente del Señor porque tenemos la mente de Cristo 1 Corintios 2:16 y así,
entender su plan y sus propósitos para cada uno de nosotros.
Hermanos, lo
más maravilloso que le puede pasar al ser humano es recibir al Espíritu Santo. Oración.
«Señor,
gracias por la asombrosa verdad de que tu Espíritu Santo mora en mí, para
enseñarme la sabiduría divina, para revelar, inspirar e iluminar mi vida con
las verdades espirituales. Tú, me conoces perfectamente, sabes todo lo que hay
en mi interior, ayúdame a ser cada día más como tú, santo y puro y a glorificar
tu nombre con todo lo que haga, diga y piense, en el nombre de Jesús, amén.
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