El Dios todo
suficiente
“El que
habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a
Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él te
librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te
cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No
temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande
en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”. Salmo 91:1-6
“Por cuanto
en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto
ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la
angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré
mi salvación”. Salmos 91: 14-16
La confianza
en Dios es lo opuesto al miedo, por eso, quién permanece al abrigo del
Altísimo, y se acoge bajo la sombra del Omnipotente puede sentirse seguro.
Omnipotente,
es un atributo y un nombre de Dios que viene del hebreo, “shadday” y se traduce
como “el Todopoderoso”, este nombre figura cerca de 50 veces en el Antiguo
Testamento y fue el nombre con que los patriarcas conocieron a Dios,
refiriéndose a Él como el Dios poderoso, inconquistable, grande y fuerte.
Todos estos
adjetivos nos muestran la sempiterna naturaleza de nuestro Padre Dios en la
cual podemos confiar. “Shadday” está compuesto de la partícula “shed” (quién o
cual) y “day” (suficiente), por lo tanto, Shadday es el “Dios todo-suficiente”,
eternamente capaz de ser todo lo que nosotros necesitamos.
El salmista
aquí manifiesta su total confianza en el Señor en tiempos de peligro y desafío
frente a los poderes del maligno. Enfatiza una profunda comunión íntima y
personal con Dios cuando le dice al Señor: “Tú eres mi refugio, mi fortaleza,
el Dios en quién confío”, Salmos 91:2. La respuesta a todos nuestros temores es
una relación estrecha con Dios.
Debemos
apropiarnos de todas las promesas de este salmo y encontraremos refugio y
protección en Dios en todo tiempo, contra toda tentación y ataque de Satanás,
Salmos 91:11-12 nos dice que Dios envía ángeles para cuidar de nosotros.
En la última
porción del salmo 91:14-16, Dios mismo habla recalcando su promesa de
protección personal. De nuevo prioriza nuestra relación personal con Él: “Por
cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por
cuanto ha conocido mi nombre”. Esta promesa incluye liberación, ponernos en
alto por encima de las circunstancias, la respuesta a nuestras oraciones, su
Presencia en tiempos de angustia, ver su gloria en nuestra vida, saciarnos de
larga vida y mostrarnos su salvación.
Es el mismo
llamado de Jesús a que permanezcamos en una relación estrecha con Él, Juan 15:5
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.
Moisés fue
protegido por la mano de Dios mientras le mostraba su gloria para que no
muriera, veamos Éxodo 33:21-22 “Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí,
y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una
hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado”. Ahora
Jesús es la roca en la cual podemos refugiarnos y contemplar la gloria de Dios,
porque derribó toda barrera que nos separaba del Padre.
En los
momentos de mayor oscuridad, siempre nos esconderá en el hueco de la peña para
protegernos y liberarnos. Dios resucitó a Jesús de entre los muertos y al
hacerlo nos liberó del miedo a la muerte y al futuro, precisamente por esto es
que debemos estar dispuestos a dejar nuestra seguridad completamente en sus
manos.
Queda claro,
que aquellos que amamos al Señor, seremos rescatados de las tribulaciones y el
Señor estará con nosotros en medio de las dificultades, esto es lo que marca la
diferencia cuando confiamos en Jesús y reconocemos su poderoso nombre. Oración.
«Señor,
gracias por estar conmigo en los momentos de angustia, eres mi refugio y
fortaleza, bajo tus alas me siento seguro. En ti confío porque eres el
Todopoderoso, el Dios todo suficiente, no hay nada que sea difícil para ti,
eres quién me llena de esperanza hacia el futuro y quita todo temor de mi
corazón. Tomo tus promesas y descanso en tu verdad, porque tu Palabra es luz en
medio de las tormentas de mi vida. Gracias por cuidarme y fortalecerme en mi
peregrinar por este mundo, en el nombre de Jesús, amén.
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