Preparando nuestro corazón
“Porque
Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para
cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”. Esdras 7:10
Esdras era
un sacerdote y escriba, versado en los mandamientos de Dios; como dice Esdras
7:11, Su deseo predominante había sido estudiar la ley divina y tenía presente
los principios de Dios en su vida, por eso, tenía un vivo celo y amor por
enseñarlos, a tal punto que su misión y propósito personal fue instruir,
reformar y edificar al pueblo de Israel.
Hemos sido
llamados por Cristo a enseñar a otros su Palabra, hasta que Él regrese, como
dice Mateo 28:20 “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y
he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
Esa es la labor de la iglesia militante en el mundo, que prediquemos y hagamos
discípulos para el reino de Dios. Debemos estar dispuestos y preparados
pidiéndole al Espíritu Santo, que es nuestro maestro por excelencia, que nos
enseñe e instruya en la Palabra, para esa labor.
Llama mucho
la atención cuando dice que “Esdras había preparado su corazón para inquirir la
ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar”, tres características que
debemos fomentar para ser los maestros que el Señor quiere. Preparar el corazón
es despojarse de todo esquema mental, toda lógica y razonamiento humano que
impiden que nuestra mente sea moldeada y renovada por los pensamientos de Dios;
esto requiere una vida de comunión e intimidad diaria con el Señor. Bien decía
Pablo en Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
También
Pablo aconsejando a Timoteo le dijo en 2 de Timoteo 2:15 “Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. Para ser aptos en la
enseñanza debemos ser diligentes en aprender. Se nos dice, que no solo Esdras
estudió y profundizó en las Escrituras, sino que estuvo dispuesto a obedecerlas
y cumplirlas y esto es esencial en la instrucción cristiana, pues no podemos
hablar o enseñar lo que no practicamos.
Esdras
enseñó tanto con su predicación como con su ejemplo. Esto debe motivarnos a que
haya un deseo profundo en nosotros de impactar la vida de otras personas con la
Palabra de Dios y con nuestro testimonio, dejando que el amor de Dios nos
inunde al llevar sus enseñanzas como Jesús lo hacía, pero también debemos
decidirnos tanto a estudiar como a obedecer la Palabra de Dios.
Recordemos
Mateo 13:23 “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y
entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por
uno”. Preparemos entonces nuestro corazón, para que sea esa buena tierra,
blanda, profunda y limpia que reciba la semilla de la Palabra de Dios, para que
crezca en nosotros y podamos dar el fruto que el Señor espera. Oración.
«Amado
Señor, quiero que coloques en mí la triple intención que tuvo Esdras, de
estudiar, cumplir y enseñar la Palabra de Dios; prepara mi corazón para recibir
tus enseñanzas y dame mucho amor y celo por tus principios, para poder también
enseñarlos a otros con ejemplo y sabiduría. Quiero impactar la vida de otras
personas con tu Palabra, ayúdame a conocerla y vivirla, a ser no sólo un
oyente, sino un hacedor de ella. En el nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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