El deseo del
corazón de Dios
“Diles: Vivo
yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva
el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos;
¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” Ezequiel 33:11
“Que Dios
estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.
2 corintios 5:19
La Biblia
siempre presenta a un Dios que desea que todos los hombres se vuelvan a Él y se
salven, porque su amor es infinito y se deleita en misericordia; pero, aunque
Dios siempre tiene la iniciativa y hace todo lo imposible para acercarse a
nosotros, la decisión a favor o en contra de volvernos a Él depende de cada
persona.
Dios deja
muy claro cuál es su propósito con la humanidad y el apóstol Pedro nos lo
recuerda en 2 Pedro 3:9 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la
tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Esto nos muestra
la bondad y la paciencia de nuestro amoroso Dios que está esperando que muchos
conozcan el evangelio y se conviertan, por eso, aunque la promesa de su regreso
está por cumplirse, el Señor sigue dando la oportunidad a este mundo para que
se arrepienta. La responsabilidad final recae sobre nosotros, pues el Reino de
Dios está abierto para todos sin exclusión, aquellos que quieran entrar porque
han puesto su fe en el Hijo de Dios.
Juan 3:17-18
nos dice “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él. El que en Él cree, no es condenado; pero el
que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios”. Dios nos ha dado su provisión de salvación a través de
su Hijo Jesucristo, quien se entregó en una cruz para quitar el pecado del
mundo y restaurar nuestra relación con el Padre. La decisión de aceptar lo que
Jesús hizo y creer en Él depende solo de los seres humanos.
El Señor
Jesús inició la siembra de la palabra del Reino, después los discípulos serían
comisionados para continuarla. Si nos preguntamos ¿por qué el Señor nos escogió
y nos llamó a ser cristianos?, debemos entender que lo hizo para cumplir su
propósito en este planeta de llevar el mensaje de reconciliación a todos los
hombres. Ahora, cada creyente es el comisionado para extender su Reino como
dice 2 Corintios 5:20 “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si
Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos
con Dios”.
Entender por
qué fuimos llamados, nos aclara el propósito de lo que Dios quiere hacer a
través de nuestras vidas. Siempre le decimos que queremos hacer su voluntad,
entonces ¿estamos dispuestos a colaborarle a Dios para cumplir su plan de
salvación? Dios usará todo de nosotros, nuestra vida, nuestra profesión,
nuestros recursos y nuestras habilidades, así como el entorno donde nos ha
colocado, pidámosle que seamos sensibles a su voz para que nos lleve a las
personas que necesitan de Él. Oración.
«Amado
Padre, gracias por el deseo de tu corazón de que todos los hombres sean salvos
y te conozcan; quiero ser parte de ese propósito y comprender que me escogiste
y me llamaste para ser un embajador tuyo, llevando la palabra de reconciliación
para que muchos se conviertan de sus malos caminos y alcancen la vida eterna.
Haz que mis planes personales se alineen con tu Plan de Salvación y que siempre
haga tu voluntad en esta tierra. En Cristo Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario