¿De qué nos ufanamos?
“Nada hagáis
por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a
los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros”. Filipenses 2:3-4
“Porque:
Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para
siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”. 1
Pedro 1:24-25
Vivimos en
un mundo que nos dice que nada es suficiente, por eso siempre estamos
descontentos. Esta sociedad promueve la insatisfacción del ser humano. Cada día
queremos más y más y competimos unos con otros a todo nivel. La humildad ha ido
desapareciendo porque medimos nuestra valía por lo que tenemos o alcanzamos, y
dejamos de reconocer que somos débiles y que tenemos fallas, nos hemos vuelto
vacíos y egoístas porque no nos importan los demás, sólo nos preocupamos por
nosotros mismos.
La Biblia
aquí nos enseña qué es la humildad; y esta comienza con la intención de nuestro
corazón. ¿Hacemos las cosas para nuestra vanagloria, para compararnos con los
demás y sentirnos superiores?; o ¿lo hacemos para la gloria de nuestro amado
Dios, valorando las oportunidades que nos da y el deseo de servir a otros con
lo que tenemos o hagamos?
La soberbia
siempre producirá contienda. Miremos lo que dice Proverbios 13:10 “Ciertamente
la soberbia concebirá contienda; mas con los avisados está la sabiduría”. Y la
vanagloria proviene del mundo como dice 1 Juan 2:16 “Porque todo lo que hay en
el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo”. Entonces: ¿de qué nos ufanamos?
Cualquier cosa que logremos es vana, trivial y se va a quedar aquí en este
mundo donde pertenece. Lo único que trasciende es lo espiritual cuando le
permitimos a Dios ser transformados por Él. La humildad promoverá valía, honra,
respeto y hará que nos interesemos en los demás para servirles, ayudarles y
encontrar el verdadero propósito de estar todavía en esta tierra.
Dice
Colosenses 2:10 “y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo
principado y potestad”. Sólo Jesús trae verdadera satisfacción a nuestro ser y
en Él estamos completos y lo tenemos todo. Cuando entendamos esto, todo lo que
hagamos y todo lo que tengamos es solo para su gloria y honra. Oración.
«Señor
Jesús, gracias por todo lo que me has permitido hacer y tener. No dejes que me
llene de vanagloria personal, sino que te glorifique a ti a través de mi vida,
sirviendo y ayudando a los que me rodean. La vida es corta y nada perecedero
llevaré para la eternidad, sólo el fruto de vivir una vida espiritual, por eso,
has que no pierda mi enfoque y coloque mi mirada en lo que me tienes reservado
en el cielo. En Cristo Jesús, Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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