Misericordia
y gracia
“Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo 11:29
De Jesús
debemos aprender la mansedumbre y humildad; “quien cuando le maldecían, no
respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la
causa al que juzga justamente;” (1 Pedro 2:23). Pero nosotros, cuando nos
ofenden nos cuesta mucho no responder o dar una respuesta blanda, y cuando
ofendemos nos es muy difícil reconocer el error y pedir perdón.
Cuando
estamos pasando por momentos de dificultades o disgustos con nuestro prójimo,
no queremos que la gracia y la misericordia de Dios se aparten de nosotros,
pero tampoco queremos hacer lo correcto o lo que a Dios le agrada; le pedimos
al Señor que no nos pague conforme a nuestro pecado sino conforme a su bondad,
y que su gracia sobreabunde en nosotros por nuestra fe en Cristo.
Pues bien,
nuestro Dios que es rico en misericordia y gracia, hoy nos dice: “Pero él da
mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes.” (Santiago 4:6) y “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el
que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13). Dios
no nos condena, pero tampoco nos acolita el pecado; Él, a pesar de nuestras
faltas, escucha y responde nuestra oración, nos muestra el camino que debemos
seguir, va delante de nosotros y nos da la fortaleza para hacer las cosas
conforme a su voluntad. Nosotros debemos ser humildes y obedecer. Nuestro Padre
siempre nos va a dar una nueva oportunidad para aceptar nuestro error, confesar
nuestro pecado y sobre todo, tomar un camino diferente. Así su gracia y su
misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida. Oración.
«Padre Santo
y misericordioso, gracias por amarnos tanto en Cristo Jesús, gracias por ese
amor inmerecido; no llevas cuenta de nuestros pecados y no eres un Padre que
nos espera airado; siempre estás ahí atento a nuestras oraciones, porque amas
la verdad en lo íntimo. Te ruego me hagas cada día más como tu Hijo Jesús, que
su carácter manso y humilde se reflejen en mí. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario