Transforma
nuestra vida
“Palabra de
Jehová que vino a Jeremías, diciendo: ponte a la puerta de la casa de Jehová, y
proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que
entráis por estas puertas para adorar a Jehová. Así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré
morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de
Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Pero si mejorareis
cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis
justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al
huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni
anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este
lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre”., Jeremías 7:1-7
Cuando
miramos este pasaje donde el Señor le pide a Jeremías que se pare en la puerta
del templo y exhorte al pueblo a volver a Él, son palabras de reproche que
ellos no quieren escuchar. Creen que sólo con asistir al templo físico ya están
protegidos por Dios, pero en realidad, aunque han restaurado el lugar de
adoración, no hay un verdadero cambio en sus vidas.
No podemos
mentirle a Dios, nuestro cambio no puede ser externo y superficial, el Señor
quiere un nuevo corazón para que le adoremos en Espíritu y en Verdad, en
cualquier momento y en cualquier lugar. Como dice Ezequiel 36:26-27: “Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra”.
Los templos
físicos son solo piedra y cemento, el verdadero templo es nuestro propio cuerpo
y nuestra verdadera adoración es una vida transformada, donde nada ocupe el
lugar de Dios, porque muchas veces seguimos adorando ídolos terrenales. De nada
sirve asistir al templo, hacer cultos de adoración si no hay un verdadero
retorno a Dios.
El Señor
quiere arrepentimiento, no una religión sin compromiso personal con Él, quiere
que dejemos nuestro estilo de vida pecaminoso y tengamos una verdadera
renovación interior. Hoy es el momento de reflexionar si ir a la iglesia,
cantar en el coro, enseñar en los ministerios, predicar o hacer la santa cena,
se han vuelto sólo actividades vacías o si realmente las estamos haciendo para
honrar a Dios.
Cuando se
repite la frase “templo de Jehová” tres veces, es una manera de enfatizar lo
que el Señor quiere decir, para que dejemos de confiar en nuestras palabras de
mentira ya que la bendición y protección de Dios sólo vendrán cuando hagamos su
voluntad y no la nuestra. Para recibir la bendición debemos actuar en justicia,
haciendo lo bueno y correcto, lo que le agrada a Dios, amándolo a Él y a
nuestro prójimo.
Recordemos
Santiago 1:26-27 “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su
lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión
pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a
las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”.
Claramente
hay muchos que se escudan bajo una religión, haciendo sólo prácticas externas
para ser vistos como piadosos, pero no tienen una genuina transformación en su
corazón. Es lo mismo que nosotros como cristianos que podemos excusarnos
diciendo que vivimos bajo la gracia, pero seguimos pecando deliberadamente. Oración.
«Examina oh
Dios mi corazón y mira si en él hay iniquidad, porque no quiero pecar contra
ti, viviendo una doble vida. Si te he invitado a vivir en mí, es porque anhelo
que seas tú el que gobierne mi vida, deseo solo adorarte con todo mi ser y
cuidar mi cuerpo, templo de tu Santo Espíritu. Ayúdame a vivir en integridad,
obedeciendo tus mandamientos. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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