Sencillez
para creer en el evangelio
“En aquella
misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y
entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el
Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
lo quiera revelar. Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte:
Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que
muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y
oír lo que oís, y no lo oyeron”, Lucas 10:21-24
Qué hermosa
porción de la Palabra de Dios para que meditemos hoy. La oración de Jesús,
donde manifiesta la relación que atesora con el Padre celestial y cómo se
regocija en el Espíritu dando gracias a Dios por la misión exitosa de los
setenta discípulos que envió a predicar, resalta la sencillez con la que
aceptaron el evangelio, la manera en que conocieron a Jesús y se dejaron llenar
de su gracia. No como muchos que se creen sabios y endurecen el corazón a su
Palabra.
1 corintios
1: 26-27 dice: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos
sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio
del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte”. El Señor no escoge hombres sabios y
perfectos sino personas que estén dispuestas y se dejen formar para Él.
Por eso
Dios, nos dio a los indignos una dignidad propia; a los que estábamos muertos
en pecados, vida eterna; a los que no teníamos valor a los ojos del mundo,
importancia; porque le costamos la sangre de su Hijo. El cristianismo redime y
direcciona a las personas hacia una nueva posición espiritual. Como dice
Colosenses 3:2-3 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.
Para que sus
discípulos pudieran hablar de Dios, lo que Jesús hizo fue mostrar a Dios a
través de su vida, su mente y su corazón. Él es la consumación de toda la
historia, es el que todos los profetas anunciaron y el que todos los santos y
reyes esperaban. Ellos tuvieron el privilegio de ver y oír al Mesías en
persona, por eso Jesús los llamó bienaventurados. Si queremos saber cómo es
Dios, sólo debemos acercarnos a Cristo y conocerlo a través de su Palabra. Que
el Señor pueda decirnos: “bienaventurados los que no vieron y creyeron” Juan
20:29b
El Señor
desea que nuestra mente sea como la de un niño, abierta y llena de confianza
para recibir su Palabra, que tengamos ojos y oídos para escuchar su verdad.
Mientras más claramente dependamos de la enseñanza, ayuda y bendición del Hijo
de Dios, más conocidos seremos del Padre y del Hijo; más bendecidos seremos
para ver su gloria a través de nuestras vidas en este mundo. Oración.
«Señor
gracias por el gozo que sientes cuando en el poder de tu Espíritu me dejo usar
para llevar las buenas nuevas, predicar lo que los profetas anunciaron y que se
cumplió plenamente en ti, que eres el Mesías que vino a este mundo para
redimirlo. Sólo en ti tenemos salvación y vida eterna. Dame denuedo para hablar
y mostrar al mundo que puedes transformar vidas para tu gloria y honra. En
Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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